domingo, 2 de agosto de 2020

UN CUENTO DE ADVOCACIONES

UN CUENTO DE ADVOCACIONES

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

16 de julio:

Fiesta de la Virgen del Carmen.

Y, aparecía

ante la mente

la idea

de una imagen

de color marrón

y su escapulario.

Y, era suspirar

de sensaciones bonitas

y de recuerdos

de niño:

Una Virgen

querida

y de nuestros hogares.

Una imagen

de la Virgen,

devoción

de la abuela

y de los mayores.

Y, hacía

sentir y pensar

en oración nocturna,

y en confianza

familiar.

Y, era

recordar

el chocolate caliente,

el fogón encendido,

el olor a humo de leña,

al café recién colado,

al apretón del

abrazo de abuela,

y su bendición,

y su ternura

de madre y de abuela.

Y, era

recordar

el altarcito

en la sala

de la Virgen,

en la imagen

de El Carmen.

Y, era

saber

y vivir

de cosas 

que nos traía

en memoria

la Virgen...

en un sentido:

-- Ruega por nosotros.

-- Amén.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE VIERNES

UN CUENTO DE VIERNES

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Día viernes

de una semana más.

Señor:

se espera el viernes

con ansia.

Tal vez,

porque es el fin de semana,

y se le mira

como un pequeño final

de cinco días

de fatigas

y de cansancios.

¿Qué cambia?

Nada.

Aún, así,

se espera el día

el viernes.

-- ¿Para qué?

El hecho

es que

hoy, ya, es viernes.

Y, hay

como un alivio,

como un descanso.

Como si fuera

un stop

o un no sé qué

de una qué cosa,

para qué cosa.

Simplemente, Señor,

es viernes.

Y, gracias, Señor.

Porque es viernes.

Y, a nivel de 

la Liturgia de las horas,

los Laudes,

podemos decir, siempre,

lo del Rey David

(Salmo 150):

-- Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

-- por tu inmensa compasión borra mi culpa;

-- lava del todo mi delito,
limpia mi pecado...

Tal vez,

por eso, Señor,

que se espera

el día viernes:

Tal vez,

para volver

a recordar

que tu misericordia

es tu misericordia,

y que es Grande-grande...

Tal vez,

por eso, Señor.

Y, eso 

da reposo,

sosiego,

descanso.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE CIZAÑA

UN CUENTO DE CIZAÑA

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Jesús hablaba

en parábolas:

-- El reino de los cielos se parece a un hombre 

-- que sembró buena semilla en su campo; 

-- pero, mientras la gente dormía,

-- su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. 

-- Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. 

-- Enton­ces fueron los criados a decirle al amo:

-- "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo?

-- ¿De dónde sa­le la cizaña?"

Y, cuenta que los criados

se ofrecieron

a ir a arrancar

la cizaña.

Y, el dueño

les dijo, que:

-- No.

Y, entonces:

hacemos la conexión de:

-- cizaña, con cosa mala.

-- trigo, con cosa buena.

La eterna

explicación

del mal.

-- ¿Por qué existe el mal?

En el caso que

cisaña haga

referencia exclusiva

a mal.

Y, vendrán

explicaciones

y explicaciones

y justificaciones.

Que si.

Que no.

Que:

- bla...bla... bla...

La respuesta la da

Jesús:

-- "déjalos

-- que crezcan

-- juntos".

Y, sin 

querer,

y queriendo,

entonces, 

está

el libro de Job:

-- no hay explicación

-- el dolor

-- el mal

-- existen.

Y, es un misterio.

Job

buscaba entender

y reta a Dios.

Los tres amigos

de Job

se escandalizan:

-- "¡¿Queeeeeeeeee...?"

Y, Job,

seguía de atrevido:

Ignoraba

las razones

de aquellos tres....

Y, solo hablaba

con Dios:

"su contrincante'

en aquella

búsqueda

de sentido

al sufrimiento,

al mal,

al dolor.

Y, Dios

callaba.

Y, Job

pleiteaba:

-- ¿Por qué...Por qué?

Y, al final

Job, dijo:

-- he hablado

-- más de la cuenta:

Está bien:

-- No hay explicación.

-- Es un misterio.

Y, quedaron

muy mal parados

los defensores de Dios:

los tres amigos de Job.

-- Silencio.

-- Silencio.

-- Silencio.

Porque es misterio.

No sé entiende.

No sé explica.

Así es. 

-- ¡Ujú!

Y, Jesús

les dijo

lo que dijo el dueño:

-- déjelos

-- crezcan juntos...

Y, silencio...

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

UN CUENTO DE RECORDATORIO

UN CUENTO DE RECORDATORIO

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

La situación

estaba muy difícil:

No había agua.

No había

luz de electricidad.

La salud

dependía de

encontrar

una medicina.

Y, no

había dinero.

Más bien,

no alcanzaba.

Todo lo vendían

a dólares.

Lo más

económico

costaba 

35 dólares.

Y, se ganaba

al mes

2 dólares.

Cosa de locura

la situación:

No alcanzaba.

Imposible.

Las dos hijas

estaban

al borde

de locura.

No eran

las únicas.

Entonces,

la mamá,

una señora de 

noventa años,

les decía:

-- Ay, hijas,

-- no se preocupen...

-- de algún

-- lado saldrá.

Recuerden, decía ella:

-- Dios no está muerto.

-- Dios vive.

Y, con ello,

era que ella

sabía de

la experiencia

de "Dios proveerá".

Y, no abandona

a sus hijos...

Y, ahora,

que ella

ya no estaba ...

las hijas recordaban

la lección.

Y, era

que ahora

la situación

estaba peor que antes.

Y, seguía

empeorando,

y empeorando.

Y, citaban

lo aprendido.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado. 

Fin

UNA ORACIÓN AL IR A SURTIR DE GASOLINA

UNA ORACIÓN AL IR A SURTIR DE GASOLINA

P. Daniel Albarrán


Señor:

-- Me dispongo a ir a echar gasolina.

-- Tengo la esperanza que, hoy, cumpla ese objetivo.

-- Me desanima, sin embargo, ver las colas larguísimas frente a las estaciones de gasolina, y a las que tendré que unirme, en el número que me toque al llegar. 

-- Me hace ilusión el pensar que pueda que encuentre a alguien que me haga avanzar y pasar rápido, y pueda echar gasolina.

-- Y, enseguida, pienso en todos los que llevan días haciendo cola. Y, no me parece justo que me hagan pasar primero. Pero, si se da, tampoco me voy a rehusar la oportunidad. Tampoco me gustaría que yo lleve horas en la cola, y llegue otro y no respete el transnocho y la fatiga de estar ahí.

-- Sé, igualmente, Señor, que los encargados de llevar el control, allá en las estaciones y en las máquinas surtidoras, tienen sus intereses económicos, y hacen pasar primero y con facilidad a los conocidos, y sobre todo, a los que les recompensan con dinero. Y, eso hace aumentar la molestia, porque aumenta el descontrol y el desorden y la injusticia. No los quiero juzgar. Pero, es triste esa realidad, Señor. Y, eso, porque, hay muchos que no tenemos para pagar ese favor. Los que tienen... gozan de ese beneficio. Y, los que no, que somos casi todos, tenemos que hacer la cola, so pena de no echar gasolina.

-- Es muy desconsolador, Señor, tener que echar gasolina solo el día que le corresponde a uno, según el número de la placa del carro, pues es cada cinco días que se puede, si es que se haya logrado; si no, hay que volver a los cinco días, con lo poco que va quedando de gasolina en el carro.

-- Aún, así, Señor, ahí voy yo a ver si hoy podré echar gasolina. No pierdo la esperanza.

-- Por otra parte, Señor, admiro y respeto a toda la gente que está en las colas. Algunos desde ayer tarde. Y, otros, desde más antes. 

-- Los admiro y los respeto porque, con todo y todo, están de buen humor y tienen comportamientos de ser gente comportada y de dignidad y gallardía, a pesar de toda la humillación a la que estamos sometidos. Verdaderamente los admiro.

-- Señor:

-- ayúdame a tener buen comportamiento en la cola.

-- ayúdame a hacer amigos nuevos en la cola y a tener un trato elegante con todos, aún con los guardias y los policías que llevan el control en ese gran descontrol.

-- que no me falte el buen genio y que sepa ver el lado bueno de estar ahí.

-- Bueno... Señor...

-- Me voy a la cola.

Amén. Amén. Amén.

UN CUENTO DE MAGDALENA

UN CUENTO DE MAGDALENA

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

22 de julio:

A nivel del

itinerario 

de fe

y caminar

de la Iglesia,

el día de

María Magdalena,

Santa.

Y, el evangelio

contaba

que, ella,

había ido temprano

al sepulcro

de Jesús,

y no había hallado

el cuerpo

de Jesús,

que había muerto.

Y, pienso

y pienso

e imagino

su confusión:

-- ¿Y, ahora?

-- ¡No está!

Doble confusión

y grande

desesperación:

Primero,

está muerto.

Segundo,

no está el cuerpo.

-- ¡Ayayayay!

¿Hacia dónde mirar?

¿Qué hacer?:

¿Gritar?

¿Reclamar?

¿Exigir...a quién?

¿ Correr...hacia dónde?

Es para desmayarse.

-- ¡Terrible!

-- ¡Terrible!

Y, me quedo

imaginando...

Y, una

cierta simpatía

y mucha

compasión

me da

aquella escena

del sepulcro vacío

y de aquel

desencuentro

porque

no hay 

muerto...

-- ¿Dónde... quién

-- por qué

-- para qué?

Y, me

alivia

y suspiro

por el

encuentro

y aparición

del que vive

y le habla...

Y, todo eso...

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE CONVERSACIÓN

UN CUENTO DE CONVERSACIÓN

P. Daniel Albarrán

Érase una vez...

Aquí estoy, Señor,

como todas las mañanas,

en el rezo de los Laudes.

Y, después

un ratico

de conversación contigo.

Y, hoy,

me llama la atención

una parte del Evangelio

donde aparece:

- oír con los oídos

-- ver con los ojos.

Y, que algunos

vemos, y no vemos,

oímos, y no oímos.

Y, me incluyo, Señor.

Y, que

no a todos

se les ha dado

oír y entender,

y ver y ver.

Y, de eso

me confunde, Señor.
-- ¿O, sea, que 

-- tu mensaje

-- no es para todos,

-- igualmente?

Señor:

-- ¿Haces excepción

-- de quiénes si,

-- y de quiénes, no?

Eso me confunde.

¿Por más

que me empeñe

en entender tu mensaje,

y abrir mis sentidos
para transformar,

no lo lograré?

-- ¡Qué cosas, no!

Unos; sí.

Otros; no.

-- ¿Será, eso,

una gracia,

un don?

-- ¿Podrías,

por favor,

Señor,

hacerme 

ese favorcito
a mí?

Quiero ser

de los que sí.

Pero, eso

depende de Tí.

Y, sí,

aún, así,

Señor,

entonces,

tenme paciencia,

y vuelve

a mandar otro poquito más,

de lo que ya

me has mandado,

y sigue dando más,

¡¿no ves, que,

aún, tampoco?!

Paciencia, Dios mío,

conmigo.

Amén.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE PETICIÓN

UN CUENTO DE PETICIÓN

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

25 de julio:

día de la fiesta litúrgica

de Santiago Apóstol.

Y, en el Evangelio

del día

hay algo 

que me llama la atención.

Dice:

--se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos

-- con sus hijos y se postró para hacerle una petición.

-- Él le preguntó:

-¿«Qué deseas?»

-- Ella contestó:

-«Ordena que estos dos hijos míos

-- se sienten en tu reino, 

-- uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»

Y, continúa

el Evangelio

con un diálogo

y enseñanza de Jesús.

Pero,

a lo que llama

la atención:

1) la madre de aquellos dos, también iba en el grupo con Jesús.

2) la madre se adelanta y toma hace la petición, por si algunos otros se fueran a adelantar.

3) entonces, ella le propone a Jesús:

4) póngame en buenos puestos a mis dos hijos.

Y, aqui,

me entretengo

pensando

e imaginando.

Y, me da

un poco de risa.

-- jajajajajajaja.

-- esta señora sabía lo que quería:

-- colocar en buenos lugares a sus hijos.

¿Hace mal por eso?

¿Qué madre no haría lo mismo?

Además, 

tenía carácter

aquella señora,

y era decidida.

Y, vuelvo al texto.

Y, lo interesante

es que ella,

5) Ordena que estos dos hijos míos

-- se sienten en tu reino...

Y, aqui,

vuelvo a soltar

la carcajada,

pues el Evangelio

dice

que ella le dice

a Jesús:

-- Ordena que estos...mis dos hijos...

En el ordena

de la madre

está 

la cosa.

-- jajajajaja.

O, sea,

que ella

manda que

Jesús mande.

Y, lo que

hace

que más 

me entretenga

imaginando

es, que,

los otros

diez discípulos

se pusieron

muy bravos,

se molestaron

por aquello.

-- Jajajaja. Jajaja...

Se les habían adelantado

en la petición.

Entonces, 

¿Por qué se molestan,

si no...?

Tal vez,

no irían las madres...

-- Jajajajajajaja ja.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

UN CUENTO SOBRE PARÁBOLAS

UN CUENTO SOBRE PARÁBOLAS

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Jesús hablaba

en parábolas,

dicen los Evangelios.

Y, llama

la atención,

que

Jesús dice,

que el Reino de los cielos

"se parece".

Y, entonces,

cuenta

a lo que se parece.

Y, se parece a:

-- un sembrador

-- una semilla de mostaza

-- un pescador

-- un pastor de ovejas

-- un viñedo

-- un viñador

-- la levadura

-- un padre de dos hijos (dos veces aparece la idea: el pródigo, y el otro  que hizo lo que el papá había mandado hacer).

-- y otros...

Lo interesante es,

que,

no dice,

que El Reino

de los cielos,

"es";

sino, que

"se parece".

-- ¿Por qué esa diferencia

-- y esa calificación?

Tal vez,

porque

si fuera

"es",

cierra y encasilla.

Tal vez,

porque,

al parecerse,

es a

"algo así",

pero,

así,

no es.

Simplemente,

se parece.

Y, en 

el Evangelio de hoy:

El Reino de los cielos

se parece a:

-- una joya en el campo

-- los peces que saca una red

-- una perla fina

Y, al final, a

-- un escriba que saca de la enseñanza cosas nuevas de las ya habidas, y vuelve a sacar nuevas y nuevas.

Y, Jesús,

hablaba

en parábolas.

Todo en parábolas.

-- Señor:

-- dame la experiencia

-- de vida en la vida

-- del "se parece"

-- implícito en el Reino de los cielos:

-- que no es,

-- sino que se parece

-- y dame la apertura

-- de vivir en esa línea

-- que me llevará

-- a constantes momentos místicos

-- de estar experimentando novedades

-- aún de lo que parece ya sabido.

-- Y, que, cuando

-- me cierre en la postura afirmativo de "es",

-- vuelva a recordar

-- que "no es";

-- sino que "se parece".

Amén.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

UN CUENTO DE DE HOY PARA HOY

UN CUENTO DE DE HOY PARA HOY

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

El día de hoy.

El día de ayer,

ya pasó.

El día de mañana,

no se sabe

si será,

y ni siquiera

cómo

habrá de ser.

Sólo sé, Señor,

que, hoy,

es el ahorita,

y en siendo.

Y, todo

ha estado

como ha sido:

Mejor imposible,

Señor.

Gracias.

¿Pudo haber sido mejor?

¿Pudo haber sido peor?

Como fue,

ha estado "perfecto".

En los Evangelios

se dice, Señor,

que

"vino nuevo

en odres nuevos".

Hoy, 

es el vino nuevo,

y, al mismo tiempo,

es el odre nuevo.

Lo que hoy

vayamos a vivir,

será el vino.

Y, el tiempo,

que es el hoy mismo,

será

el odre nuevo.

Señor,

ayúdanos

a que hoy

lo vivamos

a full-full

plenitud.

Y, todo

lo demás

será como será,

y será,

sencillamente,

"Perfecto".

Amén.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

SOBRE MARTA, LA DEL EVANGELIO

SOBRE MARTA, LA DEL EVANGELIO

P. Daniel Albarrán


El Evangelio de San Juan,

sobre todo,

habla de una mujer

llamada Marta.

Son tres veces 

las que aparece en el Evangelio,

de San Juan.

La primera:

Cuando Jesús le hace una visita y Marta le dice que su hermana María no quiere ayudar a atender la visita.

La segunda:

Cuando la muerte

y resurrección de Lázaro.

La tercera:

Cuando, Jesús, antes

de ir a Jerusalén,

siete días después

de la resurrección de Lázaro, 

Jesús vuelve a su casa:

Marta les servía,

y otra mujer le lava los pies

a Jesús...

El Evangelio, dice,

que Jesús

era muy amigo

de Lázaro,

hermano de Marta.

El caso es, que:

a Jesús

le avisan

que su amigo, Lázaro,

está muy enfermo.

Y, Jesús, no fue

de una vez.

Y, cuando Jesús

llega,

ya Lázaro

había muerto.

Entonces,

Marta que lloraba,

al enterarse

que Jesús llegaba

salió corriendo a su encuentro.

Era el amigo

que llegaba.

Y, lo primero

que le dice

ella a él

es un reclamo:

-- "Si hubieras venido

-- mi hermano no hubiera muerto".

Pareciera, más bien,

que el causante

de la muerte

de su hermano

hubiera sido

que Jesús

no había ido a verlo.

Y, eso que 

le mandaron a avisar.

Ese reclamo,

tal vez,

porque de manera instintiva

todos buscamos

una repuesta inmediata

al hecho de la muerte.

Y, su hermano

había muerto.

Ya tenía tres días.

Llama la atención

ese reclamo.

Había confianza.

Eran amigos.

Y, el Evangelio

dice que

Jesús lloró.

Tal vez,

el reclamo....

Tal vez...Tal vez...

Y, ante

esa escena,

el evangelista dice:

-- que todos comentaban:

-- ¡cuánto amaba Jesús a su amigo!

Y, ahora,

en el ahora de mi hoy:

-- Jesús,

-- cuando busque explicación

-- a las cosas inevitables

-- si hago como Marta...

-- Ohhhh...

-- perdón mi atrevimiento...

Y, colorín-colorado; este encuentro ha terminado.

Amén.

lunes, 20 de julio de 2020

UN CUENTO DE CARAMELO

UN CUENTO DE CARAMELO

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Un entrenador de caballos de paso.

También tenía un burro

y se llamaba Caramelo.

Como era de esperarse no se esperaba mucho

del burro.

Porque, burro es burro.

Y es torpe en sus movimientos.

Pero un día su dueño

decidió entrenarlo.

El burro, y que se llamaba Caramelo,

empezó, tras duras disciplinas

o dar nuestras de ser dócil

y de aprender con facilidad.

Entonces, el burro hacia todos los pasos

y todas las figuras

a las que le exigía su dueño

y su entrenador.

Y, comenzó a hacerse famoso en España.

Y, todos hablaban del burro Caramelo.

Era sorprendente.

Algunos lo calificaban

como "el burro que se cree caballo".

Y, confundían las cosas.

Porque, no era burro

buscando ser caballo,

sino burro siendo burro

que hacía lo mismo que hacía un caballo de paso,

con la gracia de burro,

sin dejar de ser lo que era.

Y, colorín colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

Nota: envío el link para que vea hermosa realidad.

https://youtu.be/15wiQjyCWQo

UN CUENTO DE TELEVISIÓN

UN CUENTO DE TELEVISIÓN

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Se estaba corriendo la noticia:

El servicio de televisión de satélite

se iba y cerraba sus prestaciones en Venezuela.

Se trataba de Directv.

-- ¡ No puede ser! -- expresaban unos

con la esperanza que no fuera

más que una broma.

Pero, hay cosas que son

aunque uno no quisiera.

Simplemente, son.

Nada valía que se reiniciara

el decodificador.

La señal era azul

y el logos de la empresa que rotaba por toda la pantalla del televisor.

Pero, en algunos lugares

había señal y todo funcionaba sin problemas.

¿Cómo explicarlo?

El caso es que allá, sí.

Aquí, no.

Y, entonces, "esperanza"

aparecía.

Porque: un día que fueron al mercado,

y fue la última que se perdió.

Y, cabría la posibilidad que igual fuera en la realidad de este cuento,

que es, también, crónica,

más allá de cuentos.

Quedaba el día siguiente.

Había que esperar.

Qué pasaría con "esperanza".

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE MARACAS

UN CUENTO DE MARACAS

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Estaban pasando cosas terribles.

Cosas que es mejor no detallar, para no ponernos nostálgicos.

Entonces, mandaron un vídeo

de un hombre

que hacía sonar una maraca,

y después de dos o tres sonidos,

el hombre decía,

cantando:

-- "aquí no pasa nada"

Y, el hombre recordaba

que si llegaba a suceder

"esto" o "aquello",

pasaría esto otro. 

Y, enseguida, el mismo hombre

reaccionaba,

y decía:

-- sucedió lo que se temía...

Y, volvía a maraquear, otras tres veces,

y volvía a decir:

-- "aquí no pasa nada".

-- y chuqui-chuqui-chiqui (sonido de la maraca).

-- aquí no pasa nada...

Y, en verdad, si estaban pasando

cosas de cosas,

por eso era que él maraqueaba y cantaba,

con sarcasmo....

Y, chuqui-chuqui-chiqui...

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UNA ORACIÓN-CONVERSACION

UNA ORACIÓN-CONVERSACION

P. Daniel Albarrán


Señor, ahora, que me iba al descanso de la noche,

me puse triste

por todo lo que "nos está aconteciendo".

Y, pasaron por mi cabeza

muchas cosas,

sobre todo, el problema de la gasolina.

Y, me invadió sensación negativa.

Por eso y por muchas cosas.

Pero, enseguida,

como en una de "un angelito bueno",

resonó una vocecita,

que me dijo:

-- chico...

-- estás vivo,

-- tienes salud,

-- hay hogar,

-- hay casa,

-- hay familia,

-- has comido,

-- no te ha faltado "nada".

Y, entonces, recapacité, Señor,

y, dije:

-- es verdad, Señor.

Y, entonces, sonreí

agradecido.

Amén.

UN CUENTO SOBRE LA PAZ

UN CUENTO SOBRE LA PAZ

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

En los Evangelios

Se hablaba de "la paz".

Cada vez que Jesucristo

aparecía

después de resucitado

saludaba:

"La Paz con ustedes".

Es de suponer

que, como buen judío,

saludaría siempre con el "Shalom".

Ahora, resucitado,

era otra la paz.

La paz del resucitado.

Diferencia: "la Cruz".

Y, también, Él mismo dijo

que su paz

era distinta a la paz

que da el mundo.

La suya:

Paz, de después de la Cruz.

Y, desde la Cruz.

La paz de Cristo, es

distinta:

-- sin Cruz

-- no hay paz.

Y, Cruz en sentido

de historia:

"cargarla",

"llevarla",

"asumirla".

Condición para seguirlo.

Él mismo había muerto en ella.

La asumió.

Y, enseguida, manda

que se enseñe eso mismo:

La Cruz.

Así lo quiere el Padre.

Así lo cumplió el Hijo.

Y, así nos lo recordará

el Espíritu Santo.

Y, eso es su legado.

En caso de olvidarlo,

el Espíritu nos lo recordará.

Sin Cruz,

no hay Paz.

Y, Cruz, como:

La vida como es:

"Asumida".

Y, la paz,

con ustedes.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE PERDÓN

UN CUENTO DE PERDÓN

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Una joven dama

fue a conversar

con su párroco:

-- "¿Padre, seré que tendré

-- perdón de Dios"

Dijo ella con sinceridad.

Y el párroco

se quedó esperando

que la joven continuara.

-- "Padre...

-- me levanté

-- a las cuatro de la madrugada

-- y me fui a hacer la cola

-- para surtir mi carro de gasolina.

-- cerca de las tres de la tarde

-- dijieron:

-- se acabó la gasolina.

-- Padre...

-- yo dije como diez groserías.

-- y dije cosas y cosas.

-- Y, para remate,

-- al regresar

-- hubo que empujar...

-- me había quedado...

-- sin gasolina...

-- Y, volví a decir

-- más groserías.

Y, eso que ella

no contó, que:

en su casa no había gas

para cocinar,

tampoco había luz,

y, ni siquiera internet.

Y, la cosa estaba full fea.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DEL "Y SI SE"

UN CUENTO DEL "Y SI SE"

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Los tiempos iban corriendo

como suele correr el tiempo.

Y lo que había pasado,

había pasado.

Y, lo que

no había pasado,

Lo segundo se llama

"futurismo":

aquello que pudo

haber sido,

y no fue.

El caso típico es:

"¿Y, si Adán y Eva,

no hubieran

comido la manzana?"

Y, algunos se dedican

a planificar y hablar

de cómo fuera el mundo,

si hubiera sido así.

El, *"y,  si se..."*.

Ahora, en el post-pandemia,

va a ser interesante la cosa:

-- "Y, si se"...esto...

-- "Y, si se"... aquello.

Los hechos,

son los hechos.

Nada valen los "y, si se"...

Igualmente:

-- y, si hace veinte años

-- ni hubiéramos votado por...

El hecho es que se votó.

-- "y, si hubiera sucedido

-- esto...

No sucedió.

Lo que fue, fue.

Y, lo que no fue....

Puede hasta ser una herramienta

para manipular:

-- "¿Y, si se hubiese enfermado?"

No sé enfermó.

-- "No... Pero...y si se..."

Y, los futuribles...

Y, si yo hubiera

escrito...

Pero, no fue...

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE TRINIDAD

UN CUENTO DE TRINIDAD

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Se hablaba

de la TRINIDAD:

misterio.

El Padre,

el Hijo

y el Espíritu Santo.

Entonces, después de tanto

hablar,

uno se levantó

y dijo:

-- Gloria al Padre,

-- al Hijo,

-- y al Espíritu Santo.

Y, todos contestaron:

-- como era

-- en el Principio,

-- ahora,

-- y, siempre..

-- Amén.

Y, con ello

ya lo habían dicho todo.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

UN CUENTO DE "OTRA VEZ"

UN CUENTO DE "OTRA VEZ"

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

La historia del "CORONA-BUS".

No es cuento.

-- A mí mismo...ayer --

Me contaba mi amigo William:

-- ¡Métase al autobús --

-- me dijeron.

Iba contándome.

-- ¡Y, me subí!

-- ¡¿Que más podía hacer?!

Y, reíamos de lo sucedido.

Es que después de cierta hora

al que vean en la calle,

pal' autobús...

Y, una charla-video...

-- ¡Y, a mi esposo...!

Contaba una señora...

-- Iba llegando...

-- venía de haber recibido una ración de CORONA-BUS y de conferencia...

Y, llegando a la casa...

se lo volvieron a llevar

el mismo día.

No hubo alegato...

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE URBI

UN CUENTO DE URBI

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Marzo del año 2020:

Tiempo de CORONAVIRUS,

tiempo de cuarentena.

Las gentes ansiaban

una palabra de esperanza.

Y, en el Papa Francisco

cifraban su consuelo.

Entonces,

se esperaba

La BENDICIÓN "URBI ET ORBI".

Y, el texto bíblico

de la tempestad calmada

fue la inspiración.

-- todos en la misma barca

-- todos, igualmente, asustados

Y la angustia:

-- "Maestro...que nos hundimos".

Entonces, el Papa

imagina y reza, porque

después de la pandemia

-- todos...de seguro

-- no podremos seguir

-- haciendo y siendo

-- lo que éramos a antes de la pandemia.

Algún cambio

habrá de suceder

en la persona de este tiempo.

-- ¡La conversión desde la fe!

-- ¡Cambio de vida!

Han pasado cuatro meses.

Y, mirando-mirando...

a nuestro compatriotas...

-- ¡¿Qué ha cambiado?!

Sí. Si. Sí

Cambiado:

Nuevas formas de la misma forma

de aprovecharse

sacando ventaja...

Muy lejos de conversión.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UNA DE NUEVA VISIÓN

UNA DE NUEVA VISIÓN

P. Daniel Albarrán


Señor, una nueva semana:

"Todo nuevo,

y todo viejo",

según se nos instruye

en el libro del Eclesiastés:

"Nada nuevo bajo el sol".

Solo la novedad

en la intensidad

del día a día.

Eso es lo nuevo:

-- que no nos falte, Señor,

-- la intensidad en lo de siempre.

Y, entonces, la aplicación

de las bienaventuranzas:

-- dichosos los pobres de espíritu.

En la que el recordatorio es;

-- "Dios proveerá".

Y, abandonados

en tus manos.

Porque, ayer

no nos faltó.

Hoy, tampoco,

no nos faltará.

Y, esa será la intensidad

en el abandonarnos.

Amén.

Y, colorín-colorado; esta oración, es ahora que ha empezado.

Amén

UN CUENTO COPIADO

UN CUENTO COPIADO

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Me llegó un cuento.

Y, como me pareció

aleccionador,

lo copio y pego,

de inmediato,

y lo envío.

Dice el cuento:

EL PADRE QUE FRACASÓ

El Padre de un pequeño pueblo llegó a la iglesia

 animado y motivado para realizar otra misa vespertina.

 La hora pasaba y el pueblo no llegaba.

Después de 15 minutos de retraso, entraron tres niños.

Después de 20 minutos entraron dos jóvenes.

Así que el sacerdote decidió comenzar la misa con los cinco hermanos.

En el transcurso de la misa, entró una pareja que se sentó en los últimos bancos de la iglesia.

Cuando el sacerdote hacía Homilía, entró otro señor,

 medio sucio, con una cuerda en la mano.


Decepcionado y sin entender por qué la débil participación de los fieles,

el sacerdote condujo la misa animada y predicó con dedicación y celo.

Cuando volvía a la casa fue asaltado y golpeado por dos ladrones que llevaron su carpeta donde estaban su Biblia y otras pertenencias de valor.

Llegando a la casa parroquial, haciendo los vendajes de las heridas, describió ese día como:

1) el día más triste de tu vida,

2) el día más fracasado de su ministerio,

3) el día más infructífero de tu carrera.

Después de cinco años, el sacerdote decidió compartir esta historia con la iglesia.

 Cuando terminaba de contar la historia,

una pareja destacada en esa parroquia lo detuvo y dijo:

- Padre, la pareja de la historia que se sentó en el fondo éramos nosotros.

-- Estábamos al borde de la separación en función de varios problemas y desacuerdos que había en nuestro hogar.

Esa noche decidimos poner fin a nuestra boda,

pero primero decidimos venir a la iglesia para dejar nuestras alianzas y luego cada uno seguiría su camino.

Mientras tanto, dejamos la separación después de escuchar su homilía esa misma noche.

Como consecuencia, hoy estamos aquí con el hogar y la familia restaurados.

Mientras la pareja hablaba, uno de los empresarios más exitosos que ayudaba en el sustento de esa iglesia saludaba, pidiendo hablar y al darle la oportunidad dijo:

- Padre, soy el señor que entró medio sucio con una cuerda en la mano.

- Yo estaba al borde de la quiebra, perdido en las drogas, mi esposa y mis hijos se habían ido de casa por cuenta de mis agresiones.

 Esa noche traté de suicidarme, pero la cuerda se rompió.

Así que decidí comprar otra.

 Cuando me puse en camino a comprar otra cuerda, vi la iglesia abierta, decidí entrar realmente sucio con la cuerda en la mano.

Esa noche, su homilía perforó mi corazón y salí de aquí con ánimo de vivir.

 Hoy estoy libre de las drogas, mi familia volvió a casa y me convertí en el mayor empresario del pueblo.

En la puerta de la entrada de la sacristía, el Diácono gritó:

-- Padre, fui uno de esos ladrones que lo robaron. El otro murió esa misma noche cuando realizábamos el segundo robo.

En su maletín, había una Biblia.

La leí cada vez que me despertaba por la mañana.

 Después de tanto leer, decidí participar en esta iglesia.

El Padre se quedó en shock y empezó a llorar junto con los fieles.

Después de todo, esa noche que consideraba como una noche de fracaso fue una noche muy productiva.

Y, el cuento sigue con una moraleja, que omito por razones de razones.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE "MONOS"

UN CUENTO DE "MONOS"

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Un joven,

estudiante,

monje tibetano.

Iba a hacer su primera

experiencia

de retiro espiritual,

de tres meses.

Antes de partir

fue emocionado

a preguntarle

al Maestro:

-- ¿Sobre qué tema

-- me recomienda

-- reflexionar

-- en estos tres meses.

El Maestro, le dijo:

-- Reflexione sobre lo que quiera.

-- Menos sobre los monos.

Jajajajaja -- se rió el joven.

-- Me la puso fácil.

Y, se fue.

Apenas empezó su experiencia,

enseguida, se preguntó:

-- ¿Por qué el Maestro

-- quiere que no piense en monos ..

-- ¿Qué tendrán los monos?

Y, así fue durante

los tres meses,

día y noche.

Al regreso,

iba con ojeras

y trasnochado.

Y, fue a visitar

al Maestro...

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE ALPARGATAS

UN CUENTO DE ALPARGATAS

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Un presidente constitucional

venezolano.

Llanero.

Usaba muchos refranes,

como buen llanero.

Las cosas en su gobierno,

iban como iban.

Y se presagiaban

tiempos difíciles.

Y, para refranear

la realidad político-económica

de lo que se avecinaba

dijo:

-- "vayan comprando

-- alpargatas

-- que lo que viene

-- es joropo".

Y, la cosa

después

se puso fea.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE EMPUJÓN

UN CUENTO DE EMPUJÓN

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Apenitas, la semana

pasada.

Día martes,

mes de junio.

Fuí a la ciudad.

Y, en una de

"Un abío

y dos mandados",

fui a la casa

del Obispo.

Después de

saludar

y conversar

con el Obispo,

de manera franca,

y bonita,

al despedirnos,

mi carro no prendió.

Tenía mala la batería.

No daba

por arranque,

ni ese día,

ni los anteriores.

Se estaba prendiendo

de empujones.

Y, no habiendo más,

ni nadie,

fue el propio Obispo

quién empujó el carro,

para prenderlo empujado.

-- ¡Graaaaacias!...dije yo

montado ya en mi carro

y con ello decía

adiós...

Y hasta se veía simpática

aquella escena.

Y, así pude seguir

al segundo mandado

de un solo avío.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE CORAZÓN


UN CUENTO DE CORAZÓN

UN CUENTO DE BEATIFICACIÓN

UN CUENTO DE BEATIFICACIÓN

P. Daniel Albarrán


Érase una vez..

Se había extendido

la noticia

de la BEATIFICACIÓN

del doctor José Gregorio Hernández.

Se sentía

una cosa bonita.

Era, tal vez,

orgullo,

agradecimiento,

sentimientos de

justicia agradecida.

Un no sé qué.

Y, era que se sentía

bonito

ver Realidad,

lo que mucho tiempo

se había esperado:

Aquel hombrecito

vestido de traje,

sencillo,

con las manos atrás,

y su sombrerito pequeño,

y su bigote.

Y, más bien, tímido.

Ese hombrecito,

que nos identifica,

nos represente,

nos consuela,

y nos da esperanza,

en las angustias de salud.

Ese hombrecito

era santo,

y se le iba a ubicar

en el santoral.

Era bonito saberlo,

y era bonito

saber que ya era tiempo.

Por eso,

ese no sé qué

de un no sé qué

de bonito.

Y estábamos contentos.

Provocaba decirle en confianza:

-- ¡Oye, doctor

-- José Gregorio...!

-- ¡Que bien!

Y querer pasarle

la mano sobre el hombro

en una de

-- ¡Que chévere!

Y en una de felicitaciones,

porque era ver

el logro del vecino,

del amigo,

del cercano.

Y, estábamos contentos...

Y, nos mandábamos

felicitaciones

entre todos,

esparciendo la noticia.

Y, habría toque de campanas

y habría solidaridad

en la noticia.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE CONFIANZA Y FE

UN CUENTO DE CONFIANZA Y FE

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

En el mesón de la cocina

contiguo al comedor

estaba una imagen-replica

de un hombrecito:

Vestía traje negro,

de corbata,

tenía sombrero pequeño,

y portaba las manos

atrás.

Tenía bigote

bien cuidado.

Y de cachetitos gordos.

Mostraba mirada tímida.

Y, parecía

haber sido,

más bien callado

y de poco hablar.

Y, junto a la figurita

siempre había

una tasa de café negro.

Todos los días,

tenía una taza de café,

del café del día.

La imagen

era la representación

del doctor

José Gregorio Hernández.

-- ¡Hola, chamo!

Lo saludaba todos los días

el hombre de la familia.

Tomaban café juntos:

Una taza para el doctor,

y otra para él.

Era el café de la mañana.

Y, él le hablaba.

Era su amigo.

Su pana.

Había confianza.

Y, también,

usaba bigotes,

un poco parecido al del doctor.

Y, entonces, él

se fumaba un cigarro,

ahí,

delante del doctor,

su amigo.

Y, así,

todos los días.

Era bonito verlos

hablar:

más bien, monólogo.

Es que al doctor

se le veía

que era de poco hablar.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

UN CUENTO DE RECORDATORIO

UN CUENTO DE RECORDATORIO

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

La situación

estaba muy difícil:

No había agua.

No había

luz de electricidad.

La salud

dependía de

encontrar

una medicina.

Y, no

había dinero.

Más bien,

no alcanzaba.

Todo lo vendían

a dólares.

Lo más

económico

costaba

35 dólares.

Y, se ganaba

al mes

2 dólares.

Cosa de locura

la situación:

No alcanzaba.

Imposible.

Las dos hijas

estaban

al borde

de locura.

No eran

las únicas.

Entonces,

la mamá,

una señora de

noventa años,

les decía:

-- Ay, hijas,

-- no se preocupen...

-- de algún

-- lado saldrá.

Recuerden, decía ella:

-- Dios no está muerto.

-- Dios vive.

Y, con ello,

era que ella

sabía de

la experiencia

de "Dios proveerá".

Y, no abandona

a sus hijos...

Y, ahora,

que ella

ya no estaba ...

las hijas recordaban

la lección.

Y, era

que ahora

la situación

estaba peor que antes.

Y, seguía

empeorando,

y empeorando.

Y, citaban

lo aprendido.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

domingo, 19 de julio de 2020

UN CUENTO DE LETANIAS

UN CUENTO DE LETANIAS

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Se trataba

de advocaciones nuevas

en el rezo de las LETANIAS

al rezar el santo rosario.

El Papá Juan Pablo II

acuñó una nueva:

-- María, madre de la Iglesia.

Y, se responde:

-- Ruega por nosotros.

El Papa Francisco,

en su inicio

añadió:

-- Virgen presurosa,

inspirado en la Visita

de la Virgen María

a la prima Isabel.

Y, ahora,

apenas en junio 2020,

el mismo

Papa Francisco,

acaba de añadir

tres nuevas:

1) Madre de misericordia

2) Madre de la esperanza

3) Alivio de los migrantes

Y, con ello van creciendo

 las advocaciones

o formas

y maneras

de llamar a la Virgen María.

Y, todo ello

para pedirle, que:

-- RUEGA POR NOSOTROS.

Y, es muy alentador,

con la tercera nueva advocacion,

saber

que, también,

María, la Virgen,

fue migrante:

estuvo, primero,

en Belén,

cuando lo del nacimiento

del niño:

todas las penurias

de no encontrar

posada.

También,

estuvo en Egipto,

en lo de la huida

por lo de Herodes

y el niño...

Es consolador.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

Nota:
El Papa Francisco realizó esas nuevas advocaciones el sábado 20 de junio de 2020, día del Sagrado Corazón de María, la Virgen.

UN CUENTO DE ABOGADO

UN CUENTO DE ABOGADO

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Cantinflas había matado

un perro.

Se llamaba Boby.

Y a Cantinflas

lo habían

metido preso.

Porque

habia matado

a Boby.

El abogado decía

que Cantinflas

no lo había

matado.

Cantinflas,

por el contrato,

sostenía que

si lo había matado.

Y, era que

habían matado,

también,

a un hombre

llamado Boby.

Y, lo acusaban:

Cantinflas hablaba

del perro.

Y, el abogado,

hablaba del occiso:

del hombre.

Entonces,

no se entendían:

ni abogado,

ni acusado.

Porque el acusado

se acusaba más.

Y, ahí estaba el detalle:

Felicitaciones a los abogados

en su día.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE JUAN

UN CUENTO DE JUAN

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Juan el Bautista.

Un niño escogido

por Dios,

desde antes de nacer.

Y, primo de Jesús de Nazaret

El Evangelio dice, que

Isabel, su mamá,

era prima de María, la Virgen,

y fue visitada por ésta.

Y se quedó

con ella,

hasta que nació,

Juan.

Era hijo de sacerdote:

Zacarías,

que estaba mudo

desde que el ángel

le dió la noticia

de su paternidad.

Es de suponer, que:

Hijo de sacerdote,

fue criado

como tal:

todas sus prerrogativas

propias de la

estirpe sacerdotal:

y esmero

en el estudio de La Toráh:

conocedor de la Ley,

y sabedor

de las noticias

y expectativas sobre el Mesías.

También heredero

y continuador

en la línea sacerdotal,

de la tribu de Leví:

Juan, sacerdote, también,

por herencia

al ser hijo de sacerdote.

De suponer, también:

A los treinta años,

empezó a vivir

en el desierto.

Ahí su vocación

y tarea:

Precursor del Mesías,

Jesús,

su primo.

De quien habla

y prepara.

Anuncio:

"Creer y conversión"

Y, bautismo

del primo:

Proyecto de Dios.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE COSAS Y COSAS

UN CUENTO DE COSAS Y COSAS

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Un pueblo

parecido al Macondo,

de Cien años de soledad,

de Gabriel García Márquez.

En el que

sucedían cosas

que no eran imaginación.

Más bien,

cosas reales:

Era de una

mujer muy debota

en asuntos religiosos:

Tenía fama

de rezandera

y de hablar con

el Espíritu Santo.

Así lo decís ella.

Hasta el Espíritu Santo

le decía

cosas y le revelaba

cosas del más allá.

Eso decía ella.

Y, así,

también,

lo decía todo el mundo

del pueblo,

que no era Macondo.

Todos los días

la veían

con un crucifijo

pegado en el pecho,

pues iba de casa

en casa,

haciendo rezos

y conjuros.

Y, en ese ir,

se encargaba

de llevar chismes

 e inventarlos.

So garantía

de tener

revelaciones.

Allá iba.

Con su crucifijo.

Y, con su fama.

Y, hasta blanqueaba

los ojos

cuando hablaba,

y que hablaba...

hablaba.

Y, no, precisamente,

de Buendía,

ni del pueblo de Gabriel García Márquez,

ni de Macondo...

Y, hablaba de la casa anterior

de la que había visitado,

y, así, en crescendo.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

UN CUENTO DE JESÚS

UN CUENTO DE JESÚS

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Jesús, dijo:

-- "El que ama a su padre o a su madre más que a mí,

-- no es digno de mí;

-- el que ama a su hijo o a su hija más que a mí,

--- no es digno de mí.

Y, pone con ello

una gran dificultad,

porque,

¿Cómo es eso de ir

en contra del mismo

cuarto mandamiento

de la Ley de Dios:

-- "honrarás a tu padre y
-- a tu madre"?

Y, es para

pegar un brinco

del susto:

-- ¿Cómo es eso?

Y, enseguida,

el mismo Jesús

da la solución,

a tan semejante problema.

Y, dice:

-- "El que no toma su cruz

 y me sigue detrás

no es digno de mí".

Entonces,

el problema es

¿preferir la cruz propia

a estar sujeto

al padre y a la madre,

y todo eso?

Y, ya no hay problema.

Porque,

es, aún,

dejar a padre y madre

que carguen su cruz,

porque cada uno

tiene que cargar su propia cruz.

Y, así,

cada cual.

Entonces,

no es un problema

de ir contra

el cuarto mandamiento.

Es, más bien,

una reafirmación

de ese mandamiento,

porque cada uno

tiene su propia

Cruz.

¡Ufffggggggfff....!

Menos mal.

Qué alivio.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE TOQUE

UN CUENTO DE TOQUE

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Un día de estos pasados.

El Papa Francisco

reaccionó

en uno de sus saludos

 a los feligreses.

Iba caminando

e iba dando la mano.

En eso

una señora

le dió un jalón.

Y, el Papa reaccionó.

Y, se le vió

un gesto inusual.

Y, aquello fue

un vídeo viral.

Y se prestó

para todo comentario.

Menos mal

que el Papá Francisco

no ha ido

al pueblo

que se parece a Macondo,

y que no es Macondo.

Se parece.

En donde

un día

el párroco

tocó la mano

de la señora

de los rezos

y del crucifijo...

Y, andaba

diciendo

que el párroco

le había pegado.

E iba haciendo

un alboroto

de aquel

toque,

de sin más.

E, seguía

en sus rezos

de casa en casa

a las tres de la tarde,

y, entre lo que iba diciendo

era, precisamente,

eso mismo

aunque le desmentían

lo que decía,

y ella se enfurecía

e insistía que era

como ella decía.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE IMAGEN

UN CUENTO DE IMAGEN

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Estaba yo

en la capillita

del Santísimo.

Hacia los Laudes:

Oración de la mañana,

según la Liturgia de las horas.

Eran las

siete y media

de la mañana.

En eso,

me distraje

mirando un cuadro

de la Virgen María

con el Niño Jesús.

Era una mezcla

de estilos.

Full colorido.

Entonces,

me puse

a detallar:

El niño Jesús

y la madre, la Virgen María,

tenían las mismas facciones:

-- caras ovaladas

-- ojos alargados,

-- ojos, un poco achinados,

--cuellos alargados.

Y, en eso

me entretuve.

Entonces, me pregunté:

-- ¿El que pintó ese cuadro

-- se habrá dado cuenta de esos detalles?

Y, enseguida,

seguí preguntándome:

-- ¿Será que, María, la Virgen,

-- y el Niño Jesús

-- se parecerían,

-- aún, físicamente?

Y, me quedé

mirando el cuadro.

Y, me respondí:

-- Por supuesto,

-- que tendrían que parecerse

-- porque,

-- ambos, pertenecen

-- al mismo proyecto de Dios:

-- sin pecado original:

-- haciendo la voluntad

-- del Padre, Dios.

Y, volviendo

a mí realidad

continué

haciendo los Laudes.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO COMPLICADO

UN CUENTO COMPLICADO

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Cuentan los Evangelios

que Jesús, dijo:

-- Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado;

 porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.

-- Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres

Y, aquí,

la cosa se complica,

porque:

-- Odres viejos y vino viejo

Y,

-- vinos nuevos en Odres nuevos.

Y, me surge,

de inmediato,

una pregunta:

-- ¿Qué cosa nueva en qué cosa nueva?

Y, se me ocurre

pensar:

-- cada día en cada día.

Lo de ayer,

se quedó para ayer.

Lo de hoy,

para lo de hoy.

Y, si es cierto

y valida esa manera:

Entonces:

-- "a cada día

-- le bastan sus afanes"

También lo dice el Evangelio.

Y, si

se siguen

las Bienaventuranzas,

eso mismo,

entonces,

parece ser.

-- no echar en odres viejos

-- lo de ayer,

-- lo que ya fue

-- en el ayer.

Amo de hoy,

en el hoy,

de hoy.

Entonces,

se trata

de una experiencia

existencial:

del hoy en el hoy,

y, así,

cada día.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO SOBRE YUGO

UN CUENTO SOBRE YUGO

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Jesús hablaba:

-- Gracias, Padre,

-- porque has escondido

-- tus cosas

-- a los sabios...

Y, enseguida,

el mismo Jesús,

dió una norma práctica:

-- cargad con mi YUGO

-- que es llevadero.

Y, hablaba

de cosas del campo:

-- hablaba del yugo.

Y, enseguida,

hacia pensar en:

-- en bueyes

-- en actividades de trabajo

-- de campo y agricultura.

-- en arar y en arados.

Y, entonces:

-- ¿Qué cosa es un yugo?

Es una pieza de madera

para tener unidos

a dos toros (bueyes)

por la parte de su cuello,

para jalar

otra pieza grande y pesada

que va haciendo

surcos sobre la tierra.

Y, eso es arar.

Entonces, Jesús,

hablaba

de cargar su yugo,

que es liviano y ligero.

Y, ¿en qué podría consistir

ese "su yugo"?

Ahí la pregunta.

Y, vendrán muchas

respuestas.

Y, hay que mirar

las bienaventuranzas,

y su mensaje (de Jesús):

-- pobres de espíritu

-- y, "Dios proveerá".

Y, el mismo Jesús,

ya había dicho:

-- ¿Preocupados de qué van a comer...y vestir...?

-- ¿No valen, ustedes, más que los pajaritos, y que Dios no abandona?

-- "¡¿Entonces?!"

Y nos cuentan los Evangelios

lo de la multiplicación

de los panes:

-- sitio despoblado

-- atardecía

-- mucha gente.

Y, los discípulos

angustiados:

-- ni tenemos para tantos.

Y, Jesús:

mandó que se sentaran

en grupos.

-- dió acción de gracias

-- no faltó el pan.

-- "¡¿Entonces?!"

Abandonados

en el "Dios proveerá".

Confianza.

Ese es su YUGO.

Y, es liviano.

No pesa.

--  ¡Ayyyy, Señor...!

-- ¡Ay, Señor!

Tan sencillo.

Tan simple.

Y, cuentan los libros sagrados

que Jesús, dijo:

-- Te doy gracias, Padre,

-- porque has escondido

-- estas cosas

-- a los sabios y entendidos

-- y la has revelado

-- a la gente sencilla.

-- "Así te ha parecido mejor".

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE ABANDONO

UN CUENTO DE ABANDONO

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Pasadas las siete de la mañana.

Los días habían estado

lluviosos.

Las mañanas

eran muy frescas.

Igual,

hacia calor.

Estaba en el rezo

de los Laudes.

Entonces,

en el salterio

y los salmos

estaba el canto del

libro de Habacuc.

Y, había

una experiencia de fe

importante de resaltar.

Dice:

-- Aunque la higuera no echa yemas

-- y las viñas no tienen fruto,

-- aunque el olivo olvida su aceituna

-- y los campos no dan cosechas,

-- aunque se acaben las ovejas del redil

-- y no quedan vacas en el establo,

-- yo exultaré con el Señor,

me gloriaré en Dios, mi salvador.

Y, esa experiencia

de abandono

me pareció interesante.

-- Porque,

sea lo que sea,

y, como sea...

aún, adverso...

-- Aún, así:

-- "yo exultaré con el Señor,

-- me gloriaré en Dios, mi salvador".

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE PRESENCIA

UN CUENTO DE PRESENCIA

P. Daniel Albarrán

Érase una vez...

Ahí venía

la señora Josefa.

Venía full

de cosas para la Iglesia

del pueblo

que no se parece

 a otro.

Traía en su bolso-cartera

de todo un poco.

En eso

sacó el desayuno

del párroco...

También sacó

un velón grande

de color amarillo

que traía

para colocar en el Santísimo,

y arrodillándose

frente al Sagrario,

dijo:

-- "Ay, Señor,

-- aquí estoy yo"...

Y empezó su conversación

bonita y muy suya

con el

Misterio del amor

y del amor de los misterios

de Dios.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO COMPLICADO

UN CUENTO COMPLICADO

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Cuentan los Evangelios

que Jesús, dijo:

-- Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado;

 porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.

-- Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres

Y, aquí,

la cosa se complica,

porque:

-- Odres viejos y vino viejo

Y,

-- vinos nuevos en Odres nuevos.

Y, me surge,

de inmediato,

una pregunta:

-- ¿Qué cosa nueva en qué cosa nueva?

Y, se me ocurre

pensar:

-- cada día en cada día.

Lo de ayer,

se quedó para ayer.

Lo de hoy,

para lo de hoy.

Y, si es cierto

y valida esa manera:

Entonces:

-- "a cada día

-- le bastan sus afanes"

También lo dice el Evangelio.

Y, si

se siguen

las Bienaventuranzas,

eso mismo,

entonces,

parece ser.

-- no echar en odres viejos

-- lo de ayer,

-- lo que ya fue

-- en el ayer.

Amo de hoy,

en el hoy,

de hoy.

Entonces,

se trata

de una experiencia

existencial:

del hoy en el hoy,

y, así,

cada día.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE ABANDONO

UN CUENTO DE ABANDONO

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Pasadas las siete de la mañana.

Los días habían estado

lluviosos.

Las mañanas

eran muy frescas.

Igual,

hacia calor.

Estaba en el rezo

de los Laudes.

Entonces,

en el salterio

y los salmos

estaba el canto del

libro de Habacuc.

Y, había

una experiencia de fe

importante de resaltar.

Dice:

-- Aunque la higuera no echa yemas

-- y las viñas no tienen fruto,

-- aunque el olivo olvida su aceituna

-- y los campos no dan cosechas,

-- aunque se acaben las ovejas del redil

-- y no quedan vacas en el establo,

-- yo exultaré con el Señor,

me gloriaré en Dios, mi salvador.

Y, esa experiencia

de abandono

me pareció interesante.

-- Porque,

sea lo que sea,

y, como sea...

aún, adverso...

-- Aún, así:

-- "yo exultaré con el Señor,

-- me gloriaré en Dios, mi salvador".

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE PRESENCIA

UN CUENTO DE PRESENCIA

P. Daniel Albarrán

Érase una vez...

Ahí venía

la señora Josefa.

Venía full

de cosas para la Iglesia

del pueblo

que no se parece

 a otro.

Traía en su bolso-cartera

de todo un poco.

En eso

sacó el desayuno

del párroco...

También sacó

un velón grande

de color amarillo

que traía

para colocar en el Santísimo,

y arrodillándose

frente al Sagrario,

dijo:

-- "Ay, Señor,

-- aquí estoy yo"...

Y empezó su conversación

bonita y muy suya

con el

Misterio del amor

y del amor de los misterios

de Dios.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

EL MUNDO ESTÁ AL REVÉS

EL MUNDO ESTÁ AL REVÉS

ANTES/AHORA:

-- Es mala educación taparse la boca al hablar/Tápese la boca cuando me hables.

-- Ven a mi casa cuando quieras/No vengas ni a visitarme.

-- Mi marido no para en la casa/Mi marido, ahora, ni sale.

-- Vayan a misa/No vayan a misa.

-- No comulgues en la mano/Ponga la mano para comulgar.

-- Tiene un problema: tiene manía de la limpieza/Tiene un problema: no limpia todo y no desinfecta.

-- Es un ladrón: tenía la boca tapada/Es un desconsiderado: no usa tapaboca.

-- Acércate un poquito más/Ponte a metro y medio.

-- De nariz respingada/De nariz descubierta.

-- Dame un abrazo/Ni me toques.

-- Te apapacho/Ni te acerques.

-- Choca esas cinco/Choca ese codo.

-- Ni me saludó/Mejor ni me saludes.

-- Ven para acá/Échate pa'llá.

-- Agárrense de las manos/Mejor no se toquen.

Y, todos los demás que se pueden añadir....Y es de añadir...y aumentar y reenviar...

UN CUENTO DE ADVOCACIONES

UN CUENTO DE ADVOCACIONES

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

16 de julio:

Fiesta de la Virgen del Carmen.

Y, aparecía

ante la mente

la idea

de una imagen

de color marrón

y su escapulario.

Y, era suspirar

de sensaciones bonitas

y de recuerdos

de niño:

Una Virgen

querida

y de nuestros hogares.

Una imagen

de la Virgen,

devoción

de la abuela

y de los mayores.

Y, hacía

sentir y pensar

en oración nocturna,

y en confianza

familiar.

Y, era

recordar

el chocolate caliente,

el fogón encendido,

el olor a humo de leña,

al café recién colado,

al apretón del

abrazo de abuela,

y su bendición,

y su ternura

de madre y de abuela.

Y, era

recordar

el altarcito

en la sala

de la Virgen,

en la imagen

de El Carmen.

Y, era

saber

y vivir

de cosas

que nos traía

en memoria

la Virgen...

en un sentido:

-- Ruega por nosotros.

-- Amén.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE VIERNES

UN CUENTO DE VIERNES

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Día viernes

de una semana más.

Señor:

se espera el viernes

con ansia.

Tal vez,

porque es el fin de semana,

y se le mira

como un pequeño final

de cinco días

de fatigas

y de cansancios.

¿Qué cambia?

Nada.

Aún, así,

se espera el día

el viernes.

-- ¿Para qué?

El hecho

es que

hoy, ya, es viernes.

Y, hay

como un alivio,

como un descanso.

Como si fuera

un stop

o un no sé qué

de una qué cosa,

para qué cosa.

Simplemente, Señor,

es viernes.

Y, gracias, Señor.

Porque es viernes.

Y, a nivel de

la Liturgia de las horas,

los Laudes,

podemos decir, siempre,

lo del Rey David

(Salmo 150):

-- Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

-- por tu inmensa compasión borra mi culpa;

-- lava del todo mi delito,
limpia mi pecado...

Tal vez,

por eso, Señor,

que se espera

el día viernes:

Tal vez,

para volver

a recordar

que tu misericordia

es tu misericordia,

y que es Grande-grande...

Tal vez,

por eso, Señor.

Y, eso

da reposo,

sosiego,

descanso.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO SOBRE FE

UN CUENTO SOBRE FE

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Un conversatorio

sobre lo que es

la fe.

Y, más en concreto

sobre Dios.

-- Si Dios es

-- experiencia...

-- entonces,

-- la vida misma

-- es Dios.

Así, entonces,

-- respirar...es Dios.

-- existir...es Dios.

-- estar vivos....es Dios.

-- yo, tu, él, nosotros,

-- vosotros, ellos...

Es Dios.

-- cada cual...es Dios.

Y, eso es grande.

Demasiado grande.

Más bien, "hermoso".

 Entonces,

Dios es

"humanidad".

Pero,

si Dios

es concepto,

Dios es:

fórmula

por aprender,

palabra e idea

por defender,

y diversidad de conceptos

de aferrarse.

Y, entonces,

volviendo...

-- "Yo soy el que soy",

dijo Dios

en lo de la zarza...

Y, dijo,

y no se definió.

Entonces:

-- ¡Dios mío!

-- ¿Qué/quién eres?

El que eres.

Y, lo que sé

es que sin tí,

nada/nadie

somos.

Amén.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE RECORDATORIO

UN CUENTO DE RECORDATORIO

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

La situación

estaba muy difícil:

No había agua.

No había

luz de electricidad.

La salud

dependía de

encontrar

una medicina.

Y, no

había dinero.

Más bien,

no alcanzaba.

Todo lo vendían

a dólares.

Lo más

económico

costaba

35 dólares.

Y, se ganaba

al mes

2 dólares.

Cosa de locura

la situación:

No alcanzaba.

Imposible.

Las dos hijas

estaban

al borde

de locura.

No eran

las únicas.

Entonces,

la mamá,

una señora de

noventa años,

les decía:

-- Ay, hijas,

-- no se preocupen...

-- de algún

-- lado saldrá.

Recuerden, decía ella:

-- Dios no está muerto.

-- Dios vive.

Y, con ello,

la experiencia

de "Dios proveerá".

Y, ahora,

que ella

ya no estaba ...

las hijas recordaban

la lección.

Y, era

que ahora

la situación

estaba peor que antes.

Y, seguía

empeorando,

y empeorando.

Y, citaban

lo aprendido.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE CIZAÑA

UN CUENTO DE CIZAÑA

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Jesús hablaba

en parábolas:

-- El reino de los cielos se parece a un hombre

-- que sembró buena semilla en su campo;

-- pero, mientras la gente dormía,

-- su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó.

-- Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña.

-- Enton­ces fueron los criados a decirle al amo:

-- "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo?

-- ¿De dónde sa­le la cizaña?"

Y, cuenta que los criados

se ofrecieron

a ir a arrancar

la cizaña.

Y, el dueño

les dijo, que:

-- No.

Y, entonces:

hacemos la conexión de:

-- cizaña, con cosa mala.

-- trigo, con cosa buena.

La eterna

explicación

del mal.

-- ¿Por qué existe el mal?

En el caso que

cisaña haga

referencia exclusiva

a mal.

Y, vendrán

explicaciones

y explicaciones

y justificaciones.

Que si.

Que no.

Que:

- bla...bla... bla...

La respuesta la da

Jesús:

-- "déjalos

-- que crezcan

-- juntos".

Y, sin

querer,

y queriendo,

entonces,

está

el libro de Job:

-- no hay explicación

-- el dolor

-- el mal

-- existen.

Y, es un misterio.

Job

buscaba entender

y reta a Dios.

Los tres amigos

de Job

se escandalizan:

-- "¡¿Queeeeeeeeee...?"

Y, Job,

seguía de atrevido:

Ignoraba

las razones

de aquellos tres....

Y, solo hablaba

con Dios:

"su contrincante'

en aquella

búsqueda

de sentido

al sufrimiento,

al mal,

al dolor.

Y, Dios

callaba.

Y, Job

pleiteaba:

-- ¿Por qué...Por qué?

Y, al final

Job, dijo:

-- he hablado

-- más de la cuenta:

Está bien:

-- No hay explicación.

-- Es un misterio.

Y, quedaron

muy mal parados

los defensores de Dios:

los tres amigos de Job.

-- Silencio.

-- Silencio.

-- Silencio.

Porque es misterio.

No sé entiende.

No sé explica.

Así es.

-- ¡Ujú!

Y, Jesús

les dijo

lo que dijo el dueño:

-- déjelos

-- crezcan juntos...

Y, silencio...

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.