UN CUENTO SOBRE LA PAZ
P. Daniel Albarrán
Érase una vez...
En los Evangelios
Se hablaba de "la paz".
Cada vez que Jesucristo
aparecía
después de resucitado
saludaba:
"La Paz con ustedes".
Es de suponer
que, como buen judío,
saludaría siempre con el "Shalom".
Ahora, resucitado,
era otra la paz.
La paz del resucitado.
Diferencia: "la Cruz".
Y, también, Él mismo dijo
que su paz
era distinta a la paz
que da el mundo.
La suya:
Paz, de después de la Cruz.
Y, desde la Cruz.
La paz de Cristo, es
distinta:
-- sin Cruz
-- no hay paz.
Y, Cruz en sentido
de historia:
"cargarla",
"llevarla",
"asumirla".
Condición para seguirlo.
Él mismo había muerto en ella.
La asumió.
Y, enseguida, manda
que se enseñe eso mismo:
La Cruz.
Así lo quiere el Padre.
Así lo cumplió el Hijo.
Y, así nos lo recordará
el Espíritu Santo.
Y, eso es su legado.
En caso de olvidarlo,
el Espíritu nos lo recordará.
Sin Cruz,
no hay Paz.
Y, Cruz, como:
La vida como es:
"Asumida".
Y, la paz,
con ustedes.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin
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