UN CUENTO DE PRESENCIA
P. Daniel Albarrán
Érase una vez...
Ahí venía
la señora Josefa.
Venía full
de cosas para la Iglesia
del pueblo
que no se parece
a otro.
Traía en su bolso-cartera
de todo un poco.
En eso
sacó el desayuno
del párroco...
También sacó
un velón grande
de color amarillo
que traía
para colocar en el Santísimo,
y arrodillándose
frente al Sagrario,
dijo:
-- "Ay, Señor,
-- aquí estoy yo"...
Y empezó su conversación
bonita y muy suya
con el
Misterio del amor
y del amor de los misterios
de Dios.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin
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