UN CUENTO DE CONFIANZA Y FE
P. Daniel Albarrán
Érase una vez...
En el mesón de la cocina
contiguo al comedor
estaba una imagen-replica
de un hombrecito:
Vestía traje negro,
de corbata,
tenía sombrero pequeño,
y portaba las manos
atrás.
Tenía bigote
bien cuidado.
Y de cachetitos gordos.
Mostraba mirada tímida.
Y, parecía
haber sido,
más bien callado
y de poco hablar.
Y, junto a la figurita
siempre había
una tasa de café negro.
Todos los días,
tenía una taza de café,
del café del día.
La imagen
era la representación
del doctor
José Gregorio Hernández.
-- ¡Hola, chamo!
Lo saludaba todos los días
el hombre de la familia.
Tomaban café juntos:
Una taza para el doctor,
y otra para él.
Era el café de la mañana.
Y, él le hablaba.
Era su amigo.
Su pana.
Había confianza.
Y, también,
usaba bigotes,
un poco parecido al del doctor.
Y, entonces, él
se fumaba un cigarro,
ahí,
delante del doctor,
su amigo.
Y, así,
todos los días.
Era bonito verlos
hablar:
más bien, monólogo.
Es que al doctor
se le veía
que era de poco hablar.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario