UN CUENTO DE ABOGADO
P. Daniel Albarrán
Érase una vez...
Cantinflas había matado
un perro.
Se llamaba Boby.
Y a Cantinflas
lo habían
metido preso.
Porque
habia matado
a Boby.
El abogado decía
que Cantinflas
no lo había
matado.
Cantinflas,
por el contrato,
sostenía que
si lo había matado.
Y, era que
habían matado,
también,
a un hombre
llamado Boby.
Y, lo acusaban:
Cantinflas hablaba
del perro.
Y, el abogado,
hablaba del occiso:
del hombre.
Entonces,
no se entendían:
ni abogado,
ni acusado.
Porque el acusado
se acusaba más.
Y, ahí estaba el detalle:
Felicitaciones a los abogados
en su día.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin
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