lunes, 20 de julio de 2020

UN CUENTO DE BEATIFICACIÓN

UN CUENTO DE BEATIFICACIÓN

P. Daniel Albarrán


Érase una vez..

Se había extendido

la noticia

de la BEATIFICACIÓN

del doctor José Gregorio Hernández.

Se sentía

una cosa bonita.

Era, tal vez,

orgullo,

agradecimiento,

sentimientos de

justicia agradecida.

Un no sé qué.

Y, era que se sentía

bonito

ver Realidad,

lo que mucho tiempo

se había esperado:

Aquel hombrecito

vestido de traje,

sencillo,

con las manos atrás,

y su sombrerito pequeño,

y su bigote.

Y, más bien, tímido.

Ese hombrecito,

que nos identifica,

nos represente,

nos consuela,

y nos da esperanza,

en las angustias de salud.

Ese hombrecito

era santo,

y se le iba a ubicar

en el santoral.

Era bonito saberlo,

y era bonito

saber que ya era tiempo.

Por eso,

ese no sé qué

de un no sé qué

de bonito.

Y estábamos contentos.

Provocaba decirle en confianza:

-- ¡Oye, doctor

-- José Gregorio...!

-- ¡Que bien!

Y querer pasarle

la mano sobre el hombro

en una de

-- ¡Que chévere!

Y en una de felicitaciones,

porque era ver

el logro del vecino,

del amigo,

del cercano.

Y, estábamos contentos...

Y, nos mandábamos

felicitaciones

entre todos,

esparciendo la noticia.

Y, habría toque de campanas

y habría solidaridad

en la noticia.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

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