UN CUENTO DE MAGDALENA
P. Daniel Albarrán
Érase una vez...
22 de julio:
A nivel del
itinerario
de fe
y caminar
de la Iglesia,
el día de
María Magdalena,
Santa.
Y, el evangelio
contaba
que, ella,
había ido temprano
al sepulcro
de Jesús,
y no había hallado
el cuerpo
de Jesús,
que había muerto.
Y, pienso
y pienso
e imagino
su confusión:
-- ¿Y, ahora?
-- ¡No está!
Doble confusión
y grande
desesperación:
Primero,
está muerto.
Segundo,
no está el cuerpo.
-- ¡Ayayayay!
¿Hacia dónde mirar?
¿Qué hacer?:
¿Gritar?
¿Reclamar?
¿Exigir...a quién?
¿ Correr...hacia dónde?
Es para desmayarse.
-- ¡Terrible!
-- ¡Terrible!
Y, me quedo
imaginando...
Y, una
cierta simpatía
y mucha
compasión
me da
aquella escena
del sepulcro vacío
y de aquel
desencuentro
porque
no hay
muerto...
-- ¿Dónde... quién
-- por qué
-- para qué?
Y, me
alivia
y suspiro
por el
encuentro
y aparición
del que vive
y le habla...
Y, todo eso...
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin
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