UN CUENTO DE CONVERSACIÓN
P. Daniel Albarrán
Érase una vez...
Aquí estoy, Señor,
como todas las mañanas,
en el rezo de los Laudes.
Y, después
un ratico
de conversación contigo.
Y, hoy,
me llama la atención
una parte del Evangelio
donde aparece:
- oír con los oídos
-- ver con los ojos.
Y, que algunos
vemos, y no vemos,
oímos, y no oímos.
Y, me incluyo, Señor.
Y, que
no a todos
se les ha dado
oír y entender,
y ver y ver.
Y, de eso
me confunde, Señor.
-- ¿O, sea, que
-- tu mensaje
-- no es para todos,
-- igualmente?
Señor:
-- ¿Haces excepción
-- de quiénes si,
-- y de quiénes, no?
Eso me confunde.
¿Por más
que me empeñe
en entender tu mensaje,
y abrir mis sentidos
para transformar,
no lo lograré?
-- ¡Qué cosas, no!
Unos; sí.
Otros; no.
-- ¿Será, eso,
una gracia,
un don?
-- ¿Podrías,
por favor,
Señor,
hacerme
ese favorcito
a mí?
Quiero ser
de los que sí.
Pero, eso
depende de Tí.
Y, sí,
aún, así,
Señor,
entonces,
tenme paciencia,
y vuelve
a mandar otro poquito más,
de lo que ya
me has mandado,
y sigue dando más,
¡¿no ves, que,
aún, tampoco?!
Paciencia, Dios mío,
conmigo.
Amén.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario