domingo, 2 de agosto de 2020

UN CUENTO DE VIERNES

UN CUENTO DE VIERNES

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Día viernes

de una semana más.

Señor:

se espera el viernes

con ansia.

Tal vez,

porque es el fin de semana,

y se le mira

como un pequeño final

de cinco días

de fatigas

y de cansancios.

¿Qué cambia?

Nada.

Aún, así,

se espera el día

el viernes.

-- ¿Para qué?

El hecho

es que

hoy, ya, es viernes.

Y, hay

como un alivio,

como un descanso.

Como si fuera

un stop

o un no sé qué

de una qué cosa,

para qué cosa.

Simplemente, Señor,

es viernes.

Y, gracias, Señor.

Porque es viernes.

Y, a nivel de 

la Liturgia de las horas,

los Laudes,

podemos decir, siempre,

lo del Rey David

(Salmo 150):

-- Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

-- por tu inmensa compasión borra mi culpa;

-- lava del todo mi delito,
limpia mi pecado...

Tal vez,

por eso, Señor,

que se espera

el día viernes:

Tal vez,

para volver

a recordar

que tu misericordia

es tu misericordia,

y que es Grande-grande...

Tal vez,

por eso, Señor.

Y, eso 

da reposo,

sosiego,

descanso.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

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