viernes, 16 de junio de 2017

EL CUENTO DEL VICARIO QUE CUMPLIA SU LABOR FUERA COMO FUERE.

EL CUENTO DEL VICARIO QUE CUMPLIA SU LABOR FUERA COMO FUERE.

                                    P. Daniel Albarran

Érase una vez un sacerdote extranjero que tenía que atender en su labor pastoral algunas otras comunidades asignadas a su cuido y celo apostólico. Tenía, además, una función muy importante en la conducción de la diócesis, siendo mano derecha del señor Obispo al ser el segundo en autoridad y responsabilidad.

-- ¿De dónde viene, padre?-- le preguntó alguna vez alguien que siempre lo veía azaroso en sus labores.

-- De un lugar de la mancha --y dijo el nombre del pueblo de donde estaba llegando ese mañana cerca del mediodía.

La vestimenta del padre era su sotana negra, como siempre. Y ese día estaba todo untado de grasa y oloroso a gasolina, pues su automóvil se había accidentado en el viaje de regreso en el cumplimiento de sus labores. Su carro era un Nissan Patrol, tipo jeep, del año 1978, que estuviera de moda, pero que estaba todo destartalado, sobre todo en su carrocería. No tenía tanque de gasolina, y a su vez, la gasolina iba en un envase mediano de plástico.

El momento histórico del tiempo de este relato era hacia el año 1988. Y el Nissan Patrol tendría ya diez años rodando.

Cuando el automóvil tipo jeep no tenía batería de arranque, o cuando el arranque de encendido estaba en desperfecto, entonces con una manigueta que se introducía por la parte del frente, se lograba girar y encender el motor. Y todo volvía a funcionar, y se tenía carro en actividad.

Muchas veces, este Vicario había hecho esa maniobra. Lo importante era estar siempre donde tenía que atender.

Un día de tantos, al Nissan Patrol se le había descompuesto la caja de velocidades. Y no  era posible sincronizar manualmente ni primera, ni segunda, ni ninguna otra velocidad. Solamente agarraba retroceso. Pero eso no fue obstáculo para el Vicario ya que se fue manejando en retroceso desde las oficinas del Obispo hasta donde él residía que era una distancia de 30 kilómetros.

Y....colorín Colorado...este cuento se ha acabado.

Fin


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