EL CUENTO SOBRE LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS Y CAMBIO DE PLANES en Venezuela
P. Daniel Albarrán
Cuentan los mismos textos de la historia y los que saben la historia, que hubo una vez un Papa llamado Juan 23. Allá por los años de 1959.
Eran los tiempos de muchos cambios de paradigmas. Se había terminado una guerra mundial algunos años atrás, se había creado la ONU para prevenir y evitar más guerras; se había otorgado ciudadanía en Tel-Aviv a los judíos que habían estado entrantes por el mundo. Y otro poco de cosas más.
Todo estaba cambiando.
Entonces, el Papa que se llamaba Juan 23, dijo que había que leer los tiempos en cambio, y que había que cambiar. Dijo que eso se llamaba "los signos de los tiempos". Y, que había que saber leer esos signos y esos tiempos. Y le pidió a los sabedores y estudiosos que hicieran esa tarea.
Esos son los que se llaman PROFETAS. O, sea, gente que interpretara lo que es la voluntad de Dios en cada acontecimiento histórico, sobre todo, en cada actualidad.
El Papa, entonces, de manera muy sabía, porque era una persona anciana, ya que los ancianos son demasiado inteligentes, le puso un nombre a eso y dijo que se llamaría "aggiornamento".
Y los que sabían y saben de esas cosas dijeron que eso significa "ponerse al día" o "adaptarse" a los cambios.
Y eso hicieron los que sabían mucho y también los que sabían poco. Algunos se pusieron muy contentos. Y otros se pusieron muy tristes. Y se comenzó a cambiar muuuuuuuchas cosas.
En todas partes todo era distinto. Por eso en cada sitio se cambiaba de manera distinta. Eso fue un problema muy grande, porque no había formulas ni nada de eso, sino que había que saber adaptarse a cada lugar y situación, según las sociedades. Nada, sin embargo, se podía imponer.
Y, hay un país que se llama Venezuela, donde también se adaptaron muchas cosas. Algunas fueron buenas y otras fueron errores. Y eso sucede porque cada situación es distinta. Eso fue cuando el Papa que se llamaba Juan 23 dijo que se hiciera todo eso. Y las cosas van cambiando, y este anciano inteligente ya no está, porque como era viejito y se murió.
Venezuela era un país muy lejano de donde vivió el viejito, que era Papa, y que ya se había muerto. Y en Venezuela estaban sucediendo muchas cosas, y necesitaba muchas ideas como las del Papa viejito. Había, por ejemplo, una gente que no comía porque no había comida; una gente muy enferma porque no había medicina; otra gente que estaba muy triste porque el que mandaba en ese país, parecía que era un hombre muy egoísta, y solo pensaba en comer bien él solo y los que mandaban con él. Había mucha hambre en ese país, y muchos estaban muy molestos y lloraban.
Entonces, las gentes fueron a hablar con los sacerdotes para que le pidieran a Dios para que hiciera entender al que gobernaba y a todos sus ministros de gobierno que estaba haciendo mal. Los sacerdotes hicieron lo que las gentes pedían. Unos rezaban rosarios, otros hacían procesiones con los santos; otros, exponían la hostia. Y todos cantaban el himno nacional de Venezuela. Muchos salieron a las calles a decir que no estaban contentos.
Muchas de las gentes pensaban que iba a ser una magia, y que con todo eso iba a suceder, como el cuento de las hadas madrinas. Y los días iban pasando y pasando. Y todo seguía igual. Y muchas más gentes no comían porque no había comida, y todas esas cosas. Y lo que habían hecho los sacerdotes, no había ayudado ni cambiado nada.
Entonces, las gentes estaban muy tristes, y algunas muy enfermos. Algunas estaban muy nerviosas y enfermas de los nervios, porque el pánico estaba invadiendo los corazones de las gentes de ese país.
Entonces, hubo una persona que no era tan anciana ni tan viejita como el Papa que se había llamado Juan 23, gritó desesperado que hay que pedir que haya gente que sepa leer los tiempos, y los signos. Y que no era de rezos y rezos, sino de otras cosas, que él no sabía, y que nadie sabía. Pero, que es de signos de los tiempos.
Y, colorín,colorado… Este cuento se ha acabado.
Fin
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