EL CUENTO DE LA PERRITA QUE SE LLAMABA PERLA MARGARITA.
P. Daniel Albarrán
Érase una vez una perrita de color blanco.
Era muy corretona y ladraba por todo. Era también muy juguetona. Todos los de la casa se alegraban de verla correr de la sala al comedor, y de aquí para allá. Y buscaban la manera de jugar con ella. Le tiraban el juguete de plástico para que fuera a buscarlo. Perla Margarita iba corriendo y traía en su boca el juguete para que lo volvieran a tirar e ir tras él en una velocidad que provocaba la risotada.
Perla Margarita tenía con todos y cada uno de los de la casa un comportamiento distinto. Y eso hacía que todos la quisieran mucho. Ella había logrado ser el centro de atención de aquella familia. A la señora de la casa le obedecía en todo con un gran respeto. La señora la regañaba por cualquier cosa que ameritara una llamada de atención, entonces Perla Margarita se iba a la sala y se metía debajo del mueble en actitud de regañada. Y hasta que la señora no la volviera a llamar por su nombre, Perla Margarita no salía de donde se metía; después se iba directamente a la presencia de la señora y se la quedaba mirando a la cara, como esperando que le dijera algo reconciliador y aprobatorio. Parecía que Perla Margarita, fuera una gente grande. Era enternecedor aquella actitud y comportamiento de Perla Margarita.
Entonces, volvía a ponerse juguetona y corredora. Volvía a ladrar. Y la alegría volvía a invadir la casa de aquella familia. Y volvía a morder juguetonamente con todos. A uno le mordía la bota del pantalón, a otro le llevaba el juguete de plástico, a otro esto o aquello, y Perla Margarita volvía a ser Perlita Margarita.
Colorín. ..Colorado...Este cuento se ha acabado.
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