domingo, 2 de agosto de 2020

UN CUENTO DE ADVOCACIONES

UN CUENTO DE ADVOCACIONES

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

16 de julio:

Fiesta de la Virgen del Carmen.

Y, aparecía

ante la mente

la idea

de una imagen

de color marrón

y su escapulario.

Y, era suspirar

de sensaciones bonitas

y de recuerdos

de niño:

Una Virgen

querida

y de nuestros hogares.

Una imagen

de la Virgen,

devoción

de la abuela

y de los mayores.

Y, hacía

sentir y pensar

en oración nocturna,

y en confianza

familiar.

Y, era

recordar

el chocolate caliente,

el fogón encendido,

el olor a humo de leña,

al café recién colado,

al apretón del

abrazo de abuela,

y su bendición,

y su ternura

de madre y de abuela.

Y, era

recordar

el altarcito

en la sala

de la Virgen,

en la imagen

de El Carmen.

Y, era

saber

y vivir

de cosas 

que nos traía

en memoria

la Virgen...

en un sentido:

-- Ruega por nosotros.

-- Amén.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE VIERNES

UN CUENTO DE VIERNES

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Día viernes

de una semana más.

Señor:

se espera el viernes

con ansia.

Tal vez,

porque es el fin de semana,

y se le mira

como un pequeño final

de cinco días

de fatigas

y de cansancios.

¿Qué cambia?

Nada.

Aún, así,

se espera el día

el viernes.

-- ¿Para qué?

El hecho

es que

hoy, ya, es viernes.

Y, hay

como un alivio,

como un descanso.

Como si fuera

un stop

o un no sé qué

de una qué cosa,

para qué cosa.

Simplemente, Señor,

es viernes.

Y, gracias, Señor.

Porque es viernes.

Y, a nivel de 

la Liturgia de las horas,

los Laudes,

podemos decir, siempre,

lo del Rey David

(Salmo 150):

-- Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

-- por tu inmensa compasión borra mi culpa;

-- lava del todo mi delito,
limpia mi pecado...

Tal vez,

por eso, Señor,

que se espera

el día viernes:

Tal vez,

para volver

a recordar

que tu misericordia

es tu misericordia,

y que es Grande-grande...

Tal vez,

por eso, Señor.

Y, eso 

da reposo,

sosiego,

descanso.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE CIZAÑA

UN CUENTO DE CIZAÑA

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Jesús hablaba

en parábolas:

-- El reino de los cielos se parece a un hombre 

-- que sembró buena semilla en su campo; 

-- pero, mientras la gente dormía,

-- su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. 

-- Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. 

-- Enton­ces fueron los criados a decirle al amo:

-- "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo?

-- ¿De dónde sa­le la cizaña?"

Y, cuenta que los criados

se ofrecieron

a ir a arrancar

la cizaña.

Y, el dueño

les dijo, que:

-- No.

Y, entonces:

hacemos la conexión de:

-- cizaña, con cosa mala.

-- trigo, con cosa buena.

La eterna

explicación

del mal.

-- ¿Por qué existe el mal?

En el caso que

cisaña haga

referencia exclusiva

a mal.

Y, vendrán

explicaciones

y explicaciones

y justificaciones.

Que si.

Que no.

Que:

- bla...bla... bla...

La respuesta la da

Jesús:

-- "déjalos

-- que crezcan

-- juntos".

Y, sin 

querer,

y queriendo,

entonces, 

está

el libro de Job:

-- no hay explicación

-- el dolor

-- el mal

-- existen.

Y, es un misterio.

Job

buscaba entender

y reta a Dios.

Los tres amigos

de Job

se escandalizan:

-- "¡¿Queeeeeeeeee...?"

Y, Job,

seguía de atrevido:

Ignoraba

las razones

de aquellos tres....

Y, solo hablaba

con Dios:

"su contrincante'

en aquella

búsqueda

de sentido

al sufrimiento,

al mal,

al dolor.

Y, Dios

callaba.

Y, Job

pleiteaba:

-- ¿Por qué...Por qué?

Y, al final

Job, dijo:

-- he hablado

-- más de la cuenta:

Está bien:

-- No hay explicación.

-- Es un misterio.

Y, quedaron

muy mal parados

los defensores de Dios:

los tres amigos de Job.

-- Silencio.

-- Silencio.

-- Silencio.

Porque es misterio.

No sé entiende.

No sé explica.

Así es. 

-- ¡Ujú!

Y, Jesús

les dijo

lo que dijo el dueño:

-- déjelos

-- crezcan juntos...

Y, silencio...

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

UN CUENTO DE RECORDATORIO

UN CUENTO DE RECORDATORIO

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

La situación

estaba muy difícil:

No había agua.

No había

luz de electricidad.

La salud

dependía de

encontrar

una medicina.

Y, no

había dinero.

Más bien,

no alcanzaba.

Todo lo vendían

a dólares.

Lo más

económico

costaba 

35 dólares.

Y, se ganaba

al mes

2 dólares.

Cosa de locura

la situación:

No alcanzaba.

Imposible.

Las dos hijas

estaban

al borde

de locura.

No eran

las únicas.

Entonces,

la mamá,

una señora de 

noventa años,

les decía:

-- Ay, hijas,

-- no se preocupen...

-- de algún

-- lado saldrá.

Recuerden, decía ella:

-- Dios no está muerto.

-- Dios vive.

Y, con ello,

era que ella

sabía de

la experiencia

de "Dios proveerá".

Y, no abandona

a sus hijos...

Y, ahora,

que ella

ya no estaba ...

las hijas recordaban

la lección.

Y, era

que ahora

la situación

estaba peor que antes.

Y, seguía

empeorando,

y empeorando.

Y, citaban

lo aprendido.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado. 

Fin

UNA ORACIÓN AL IR A SURTIR DE GASOLINA

UNA ORACIÓN AL IR A SURTIR DE GASOLINA

P. Daniel Albarrán


Señor:

-- Me dispongo a ir a echar gasolina.

-- Tengo la esperanza que, hoy, cumpla ese objetivo.

-- Me desanima, sin embargo, ver las colas larguísimas frente a las estaciones de gasolina, y a las que tendré que unirme, en el número que me toque al llegar. 

-- Me hace ilusión el pensar que pueda que encuentre a alguien que me haga avanzar y pasar rápido, y pueda echar gasolina.

-- Y, enseguida, pienso en todos los que llevan días haciendo cola. Y, no me parece justo que me hagan pasar primero. Pero, si se da, tampoco me voy a rehusar la oportunidad. Tampoco me gustaría que yo lleve horas en la cola, y llegue otro y no respete el transnocho y la fatiga de estar ahí.

-- Sé, igualmente, Señor, que los encargados de llevar el control, allá en las estaciones y en las máquinas surtidoras, tienen sus intereses económicos, y hacen pasar primero y con facilidad a los conocidos, y sobre todo, a los que les recompensan con dinero. Y, eso hace aumentar la molestia, porque aumenta el descontrol y el desorden y la injusticia. No los quiero juzgar. Pero, es triste esa realidad, Señor. Y, eso, porque, hay muchos que no tenemos para pagar ese favor. Los que tienen... gozan de ese beneficio. Y, los que no, que somos casi todos, tenemos que hacer la cola, so pena de no echar gasolina.

-- Es muy desconsolador, Señor, tener que echar gasolina solo el día que le corresponde a uno, según el número de la placa del carro, pues es cada cinco días que se puede, si es que se haya logrado; si no, hay que volver a los cinco días, con lo poco que va quedando de gasolina en el carro.

-- Aún, así, Señor, ahí voy yo a ver si hoy podré echar gasolina. No pierdo la esperanza.

-- Por otra parte, Señor, admiro y respeto a toda la gente que está en las colas. Algunos desde ayer tarde. Y, otros, desde más antes. 

-- Los admiro y los respeto porque, con todo y todo, están de buen humor y tienen comportamientos de ser gente comportada y de dignidad y gallardía, a pesar de toda la humillación a la que estamos sometidos. Verdaderamente los admiro.

-- Señor:

-- ayúdame a tener buen comportamiento en la cola.

-- ayúdame a hacer amigos nuevos en la cola y a tener un trato elegante con todos, aún con los guardias y los policías que llevan el control en ese gran descontrol.

-- que no me falte el buen genio y que sepa ver el lado bueno de estar ahí.

-- Bueno... Señor...

-- Me voy a la cola.

Amén. Amén. Amén.

UN CUENTO DE MAGDALENA

UN CUENTO DE MAGDALENA

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

22 de julio:

A nivel del

itinerario 

de fe

y caminar

de la Iglesia,

el día de

María Magdalena,

Santa.

Y, el evangelio

contaba

que, ella,

había ido temprano

al sepulcro

de Jesús,

y no había hallado

el cuerpo

de Jesús,

que había muerto.

Y, pienso

y pienso

e imagino

su confusión:

-- ¿Y, ahora?

-- ¡No está!

Doble confusión

y grande

desesperación:

Primero,

está muerto.

Segundo,

no está el cuerpo.

-- ¡Ayayayay!

¿Hacia dónde mirar?

¿Qué hacer?:

¿Gritar?

¿Reclamar?

¿Exigir...a quién?

¿ Correr...hacia dónde?

Es para desmayarse.

-- ¡Terrible!

-- ¡Terrible!

Y, me quedo

imaginando...

Y, una

cierta simpatía

y mucha

compasión

me da

aquella escena

del sepulcro vacío

y de aquel

desencuentro

porque

no hay 

muerto...

-- ¿Dónde... quién

-- por qué

-- para qué?

Y, me

alivia

y suspiro

por el

encuentro

y aparición

del que vive

y le habla...

Y, todo eso...

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE CONVERSACIÓN

UN CUENTO DE CONVERSACIÓN

P. Daniel Albarrán

Érase una vez...

Aquí estoy, Señor,

como todas las mañanas,

en el rezo de los Laudes.

Y, después

un ratico

de conversación contigo.

Y, hoy,

me llama la atención

una parte del Evangelio

donde aparece:

- oír con los oídos

-- ver con los ojos.

Y, que algunos

vemos, y no vemos,

oímos, y no oímos.

Y, me incluyo, Señor.

Y, que

no a todos

se les ha dado

oír y entender,

y ver y ver.

Y, de eso

me confunde, Señor.
-- ¿O, sea, que 

-- tu mensaje

-- no es para todos,

-- igualmente?

Señor:

-- ¿Haces excepción

-- de quiénes si,

-- y de quiénes, no?

Eso me confunde.

¿Por más

que me empeñe

en entender tu mensaje,

y abrir mis sentidos
para transformar,

no lo lograré?

-- ¡Qué cosas, no!

Unos; sí.

Otros; no.

-- ¿Será, eso,

una gracia,

un don?

-- ¿Podrías,

por favor,

Señor,

hacerme 

ese favorcito
a mí?

Quiero ser

de los que sí.

Pero, eso

depende de Tí.

Y, sí,

aún, así,

Señor,

entonces,

tenme paciencia,

y vuelve

a mandar otro poquito más,

de lo que ya

me has mandado,

y sigue dando más,

¡¿no ves, que,

aún, tampoco?!

Paciencia, Dios mío,

conmigo.

Amén.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE PETICIÓN

UN CUENTO DE PETICIÓN

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

25 de julio:

día de la fiesta litúrgica

de Santiago Apóstol.

Y, en el Evangelio

del día

hay algo 

que me llama la atención.

Dice:

--se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos

-- con sus hijos y se postró para hacerle una petición.

-- Él le preguntó:

-¿«Qué deseas?»

-- Ella contestó:

-«Ordena que estos dos hijos míos

-- se sienten en tu reino, 

-- uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»

Y, continúa

el Evangelio

con un diálogo

y enseñanza de Jesús.

Pero,

a lo que llama

la atención:

1) la madre de aquellos dos, también iba en el grupo con Jesús.

2) la madre se adelanta y toma hace la petición, por si algunos otros se fueran a adelantar.

3) entonces, ella le propone a Jesús:

4) póngame en buenos puestos a mis dos hijos.

Y, aqui,

me entretengo

pensando

e imaginando.

Y, me da

un poco de risa.

-- jajajajajajaja.

-- esta señora sabía lo que quería:

-- colocar en buenos lugares a sus hijos.

¿Hace mal por eso?

¿Qué madre no haría lo mismo?

Además, 

tenía carácter

aquella señora,

y era decidida.

Y, vuelvo al texto.

Y, lo interesante

es que ella,

5) Ordena que estos dos hijos míos

-- se sienten en tu reino...

Y, aqui,

vuelvo a soltar

la carcajada,

pues el Evangelio

dice

que ella le dice

a Jesús:

-- Ordena que estos...mis dos hijos...

En el ordena

de la madre

está 

la cosa.

-- jajajajaja.

O, sea,

que ella

manda que

Jesús mande.

Y, lo que

hace

que más 

me entretenga

imaginando

es, que,

los otros

diez discípulos

se pusieron

muy bravos,

se molestaron

por aquello.

-- Jajajaja. Jajaja...

Se les habían adelantado

en la petición.

Entonces, 

¿Por qué se molestan,

si no...?

Tal vez,

no irían las madres...

-- Jajajajajajaja ja.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

UN CUENTO SOBRE PARÁBOLAS

UN CUENTO SOBRE PARÁBOLAS

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

Jesús hablaba

en parábolas,

dicen los Evangelios.

Y, llama

la atención,

que

Jesús dice,

que el Reino de los cielos

"se parece".

Y, entonces,

cuenta

a lo que se parece.

Y, se parece a:

-- un sembrador

-- una semilla de mostaza

-- un pescador

-- un pastor de ovejas

-- un viñedo

-- un viñador

-- la levadura

-- un padre de dos hijos (dos veces aparece la idea: el pródigo, y el otro  que hizo lo que el papá había mandado hacer).

-- y otros...

Lo interesante es,

que,

no dice,

que El Reino

de los cielos,

"es";

sino, que

"se parece".

-- ¿Por qué esa diferencia

-- y esa calificación?

Tal vez,

porque

si fuera

"es",

cierra y encasilla.

Tal vez,

porque,

al parecerse,

es a

"algo así",

pero,

así,

no es.

Simplemente,

se parece.

Y, en 

el Evangelio de hoy:

El Reino de los cielos

se parece a:

-- una joya en el campo

-- los peces que saca una red

-- una perla fina

Y, al final, a

-- un escriba que saca de la enseñanza cosas nuevas de las ya habidas, y vuelve a sacar nuevas y nuevas.

Y, Jesús,

hablaba

en parábolas.

Todo en parábolas.

-- Señor:

-- dame la experiencia

-- de vida en la vida

-- del "se parece"

-- implícito en el Reino de los cielos:

-- que no es,

-- sino que se parece

-- y dame la apertura

-- de vivir en esa línea

-- que me llevará

-- a constantes momentos místicos

-- de estar experimentando novedades

-- aún de lo que parece ya sabido.

-- Y, que, cuando

-- me cierre en la postura afirmativo de "es",

-- vuelva a recordar

-- que "no es";

-- sino que "se parece".

Amén.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

UN CUENTO DE DE HOY PARA HOY

UN CUENTO DE DE HOY PARA HOY

P. Daniel Albarrán


Érase una vez...

El día de hoy.

El día de ayer,

ya pasó.

El día de mañana,

no se sabe

si será,

y ni siquiera

cómo

habrá de ser.

Sólo sé, Señor,

que, hoy,

es el ahorita,

y en siendo.

Y, todo

ha estado

como ha sido:

Mejor imposible,

Señor.

Gracias.

¿Pudo haber sido mejor?

¿Pudo haber sido peor?

Como fue,

ha estado "perfecto".

En los Evangelios

se dice, Señor,

que

"vino nuevo

en odres nuevos".

Hoy, 

es el vino nuevo,

y, al mismo tiempo,

es el odre nuevo.

Lo que hoy

vayamos a vivir,

será el vino.

Y, el tiempo,

que es el hoy mismo,

será

el odre nuevo.

Señor,

ayúdanos

a que hoy

lo vivamos

a full-full

plenitud.

Y, todo

lo demás

será como será,

y será,

sencillamente,

"Perfecto".

Amén.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

SOBRE MARTA, LA DEL EVANGELIO

SOBRE MARTA, LA DEL EVANGELIO

P. Daniel Albarrán


El Evangelio de San Juan,

sobre todo,

habla de una mujer

llamada Marta.

Son tres veces 

las que aparece en el Evangelio,

de San Juan.

La primera:

Cuando Jesús le hace una visita y Marta le dice que su hermana María no quiere ayudar a atender la visita.

La segunda:

Cuando la muerte

y resurrección de Lázaro.

La tercera:

Cuando, Jesús, antes

de ir a Jerusalén,

siete días después

de la resurrección de Lázaro, 

Jesús vuelve a su casa:

Marta les servía,

y otra mujer le lava los pies

a Jesús...

El Evangelio, dice,

que Jesús

era muy amigo

de Lázaro,

hermano de Marta.

El caso es, que:

a Jesús

le avisan

que su amigo, Lázaro,

está muy enfermo.

Y, Jesús, no fue

de una vez.

Y, cuando Jesús

llega,

ya Lázaro

había muerto.

Entonces,

Marta que lloraba,

al enterarse

que Jesús llegaba

salió corriendo a su encuentro.

Era el amigo

que llegaba.

Y, lo primero

que le dice

ella a él

es un reclamo:

-- "Si hubieras venido

-- mi hermano no hubiera muerto".

Pareciera, más bien,

que el causante

de la muerte

de su hermano

hubiera sido

que Jesús

no había ido a verlo.

Y, eso que 

le mandaron a avisar.

Ese reclamo,

tal vez,

porque de manera instintiva

todos buscamos

una repuesta inmediata

al hecho de la muerte.

Y, su hermano

había muerto.

Ya tenía tres días.

Llama la atención

ese reclamo.

Había confianza.

Eran amigos.

Y, el Evangelio

dice que

Jesús lloró.

Tal vez,

el reclamo....

Tal vez...Tal vez...

Y, ante

esa escena,

el evangelista dice:

-- que todos comentaban:

-- ¡cuánto amaba Jesús a su amigo!

Y, ahora,

en el ahora de mi hoy:

-- Jesús,

-- cuando busque explicación

-- a las cosas inevitables

-- si hago como Marta...

-- Ohhhh...

-- perdón mi atrevimiento...

Y, colorín-colorado; este encuentro ha terminado.

Amén.