EL CUENTO DEL BURRO Y LA GURUPERA
P. Daniel Albarrán
Se llamaba Adelaida.
Era una señora muy simpática y refranera.
Su conversación era chispeante de buen humor, y se caracterizaba por encontrarle a todo el lado bueno, aún cuando, de vez en cuando, se dejaba invadir por cierta nostalgia y desánimo. Pero, era muy conversadora, y eso le favorecía para levantar cualquier estado anímico adverso.
Era muy agradable conversar con ella.
Sus ojos se llenaban de cierta picardía bonita y contagiaba con esa dulzura de madre y mujer, dos elementos de una misma esencia femenina que en ella resaltaban de manera espontánea.
-- ¿Cómo está, señora Adelaida? – le preguntaba su amigo que la visitaba semanalmente.
-- ¡Como tres en el anca de un burro, y con la gurupera corta! – decía de inmediato Adelaida, son su típica belleza espontaneidad.
Y, todo se inundaba de carcajadas y de cosa bonita con aquella jocosidad y sencillez.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
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