EL CUENTO DE LOS TRES DISCURSOS DEL PREFECTO
CON FAMA DE BRUTO
P. Daniel Albarrán
Érase una
vez un hombre muy bruto que había ganado las elecciones de prefecto del pueblo.
Las gentes
curiosas se habían propuesto asistir a los tres primeros discursos que daría el
nuevo prefecto, para ver qué iba a decir, pues su fama era de ser muy bruto.
Así, en el
primer discurso el prefecto dijo:
-- ¡Ciudadanas
y ciudadanas...! – carraspeó y siguió -- ¡Espero que me entiendan!
Y toda la
gente contestó a una: ¡Siiiiiiiiiii…..!
Entonces,
dijo, el nuevo prefecto:
-- ¡Si me
entienden!… ¿Entonces, para qué hablo? – Y no habló más.
La gente
quedó sorprendida, y dijo volver al día siguiente, pero con la condición que
cuando el prefecto dijera lo mismo, todos iban a decir que no. Así fue.
Segundo día:
-- ¡Ciudadanas
y ciudadanas...! – carraspeó y siguió -- ¡Espero que me entiendan!
Y toda la
gente contestó: ¡Nooooooo…..!
-- ¡Si no me
entienden!… ¿Entonces, para qué hablo? – Y tampoco habló más ese día.
Entonces,
las gentes se dijeron que para el tercer día, unos irían a decir que no, y
otros que sí, para ver qué iría a decir en semejante apuro el nuevo prefecto.
Tercer día:
-- ¡Ciudadanas
y ciudadanas...! – carraspeó y siguió -- ¡Espero que me entiendan!
Y algunas
de las gentes contestó: ¡Nooooooo…..! Y, otro grupo: ¡Síiiiiiiii….!
Entonces,
el nuevo prefecto, con fama de bruto, dijo:
--- Bueno:
los que entienden que les expliquen a los que no entienden.
Y, tampoco
dijo nada…
Y,
colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
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