UN CUENTO DE DESCUBRIMIENTO
P. Daniel Albarrán
Érase una vez...
Los tiempos
de covid-P-1.
Nada más
y nada menos
que la nueva
cepa del coronavirus.
Más letal.
Más contagioso.
Y, estaba haciendo estragos.
Muchos contagiados.
Y, muchas muertes.
Terrible-terrible.
Y terrible.
No se podía
estar en la calle.
No se podía
exponerse.
Y, hasta las misas
se suspendieron.
Y, ni ese consuelo
del alma
se podía.
Más terrible
de lo que ya era.
Entonces,
surgió, de repente,
la inspiración:
-- No se haga problema,
se dijo.
La importancia
de tener
cura-párroco
en nuestras parroquias
es que
el párroco
tiene la obligación
de rezar
y orar
por sus parroquianos.
Es su tarea.
Y, eso ya
es consuelo,
y es certeza:
Saber que
mi párroco
reza por mí,
por ti,
por ellos,
por todos.
Entonces, Señor,
te pido
por los curas-parrocos,
por mi párroco,
para que
siga rezando por todos.
Y, ayúdame
a fortalecerlo
en esa su
hermosa tarea,
sobre todo
en estos momentos
de desazón
y desconsuelo.
Te pido por mi párroco
que reza por mí...
Amén.
Y, colorin-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
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