sábado, 19 de agosto de 2017

EL CUENTO DE LOS EFECTOS DE CONTAR CUENTOS

EL CUENTO DE LOS EFECTOS DE CONTAR CUENTOS


P. Daniel Albarrán


Se estaba en una de contar cuentos, porque también se cuentan penas, y no son cuentos; o se cuentan números, y es otro tipo de cuento que es de cuentas… estando en esas, saltó sorpresivamente una dama, y dijo:

-- ¡Hola. Buen día!…!Yo también tengo un cuento no se si del mismo personaje, pero como que ha sido muy popular!… --- y todos ya habían puesto en ella su atención.

-- Era un señor – dijo la dama segura de su intervención y aporte -- que vivía en un campo con un burro y un perro.

Resulta que tiene que llevar un encargo a otro pueblo, que quedaba al otro lado de la montaña. Al burro le montó la carga ese  día muy de mañana y se fue a su encargo, junto con su perro.

A medida que iban subiendo la montaña el burro iba perdiendo fuerza, porque la carga era muy pesada, entonces el señor le daba palo, o sea le pegaba para que no se parara hasta que llegó el momento que el burro se volteó y le dijo:

-- ¡Cónchale, vale, no me pegues más, no ves que la carga está muy pesada!

El señor y el perro se quedaron viéndose, y pegaron una carrera larga hasta llegar exhaustos mas arriba cansados.

El señor y el perro se quedaron viéndose cuando de pronto, el perro ve de cerca al señor y le dice:

--  ¡Oye amigo tronco de vaina que nos hecho ese burro!
                     
-- Disculpe los errores de narración – dijo, entonces, la contadora de este cuento y se sentó.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.


jueves, 17 de agosto de 2017

EL CUENTO DEL BURRO Y LA TIERRA

EL CUENTO DEL BURRO Y LA TIERRA

P. Daniel Albarrán


Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo.
El animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de sacarlo sin éxito.

Finalmente el campesino decidió que el animal ya estaba viejo, el pozo estaba seco, y necesitaba ser tapado de todas formas y que realmente no valía la pena sacar el burro.

Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarlo. Todos tomaron una pala y empezaron a tirar tierra al pozo.

El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró desconsoladamente.

Luego, para sorpresa de todos, se tranquilizó. Después de unas cuantas paladas de tierra, el campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio… Con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble… Se sacudía la tierra y daba un paso hacia arriba… mientras los vecinos seguían echando tierra encima del animal, él se sacudía y daba un paso hacia arriba.

Pronto todo el mundo vio sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando…

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

martes, 15 de agosto de 2017

EL CUENTO DE LOS TRES DISCURSOS DEL PREFECTO CON FAMA DE BRUTO

EL CUENTO DE LOS TRES DISCURSOS DEL PREFECTO
CON FAMA DE BRUTO


P. Daniel Albarrán


Érase una vez un hombre muy bruto que había ganado las elecciones de prefecto del pueblo.

Las gentes curiosas se habían propuesto asistir a los tres primeros discursos que daría el nuevo prefecto, para ver qué iba a decir, pues su fama era de ser muy bruto.

Así, en el primer discurso el prefecto dijo:

-- ¡Ciudadanas y ciudadanas...! – carraspeó y siguió -- ¡Espero que me entiendan!

Y toda la gente contestó a una: ¡Siiiiiiiiiii…..!

Entonces, dijo, el nuevo prefecto:

-- ¡Si me entienden!… ¿Entonces, para qué hablo? – Y no habló más.

La gente quedó sorprendida, y dijo volver al día siguiente, pero con la condición que cuando el prefecto dijera lo mismo, todos iban a decir que no. Así fue.

Segundo día:

-- ¡Ciudadanas y ciudadanas...! – carraspeó y siguió -- ¡Espero que me entiendan!

Y toda la gente contestó: ¡Nooooooo…..!

-- ¡Si no me entienden!… ¿Entonces, para qué hablo? – Y tampoco habló más ese día.

Entonces, las gentes se dijeron que para el tercer día, unos irían a decir que no, y otros que sí, para ver qué iría a decir en semejante apuro el nuevo prefecto.

Tercer día:

-- ¡Ciudadanas y ciudadanas...! – carraspeó y siguió -- ¡Espero que me entiendan!

Y algunas de las gentes contestó: ¡Nooooooo…..! Y, otro grupo: ¡Síiiiiiiii….!

Entonces, el nuevo prefecto, con fama de bruto, dijo:

--- Bueno: los que entienden que les expliquen a los que no entienden.

Y, tampoco dijo nada…

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.


Fin.

lunes, 14 de agosto de 2017

EL CUENTO DE LA PROCESIÓN DEL SANTO Y DEL BURRO DONDE IBA EL SANTO

EL CUENTO DE LA PROCESIÓN DEL SANTO Y DEL BURRO DONDE IBA EL SANTO 


                                                                                                 P. Daniel Albarran 

Érase una vez una procesión de la imagen de un Santo que estaba siendo llevada de pueblo en pueblo.

La imagen iba llevada sobre el lomo de un burro. Y, como era de esperarse todas las atenciones giraban en torno al burro, que ya se había hecho famoso.

El burro recibía todos los cuidados en cada pueblo. No podía faltar el pasto y la comida del burro, cosa que habia que preveer para poder llegar al siguiente pueblo, pues no se llevaba al santo si el burro no tenía garantizado su alimento.

Junto con el burro había una comitiva en función del burro: había quien llevaba de cabresto al burro, quien bañaba al burro, quien peinada su pelaje; y así, toda una comitiva.

Al burro no podía ni faltarle nada ni pasarle nada; tampoco a la comitiva.

En caso de cualquier eventualidad, entonces, el pueblo donde sucediera se hacía absolutamente responsable.

Era un gran compromiso y una grande responsabilidad llevar al santo a cada pueblo. Y, era una obligación porque asi lo habían dispuesto los que habían organizado la procesión del Santo.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

sábado, 12 de agosto de 2017

EL CUENTO EN FORMA DE CUENTO DE LA PARÁBOLA DEL VIEJO Y SUS DOS MUCHACHOS

EL CUENTO EN FORMA DE CUENTO DE LA PARÁBOLA DEL VIEJO Y SUS DOS MUCHACHOS

                        P. Daniel Albarran

Érase una vez un señor que tenía dos hijos. Uno de ellos quería irse de la casa y le pidió los suyo para irse.

El señor, que era muy respetuoso, respetó la decisión de su hijo, y lo dejó que se fuera, dándole lo que le pedía, hasta el permiso de irse.

Y le dio su bendición.

El muchacho sabia que su papá era chévere y comprensivo, por eso había idbo a hablar con él.

Mucho tiempo después el muchacho quiso volver. Y sin ninguna pena ni ningún intermediario decidió regresar y utilizó la misma forma cuando se fue: hablar con el señor su papá.

Así lo hizo.
Volvió a conversar con su papá, quien, igualmente, conversó con su hijo.

Y, nada de lamentar sucedió. Todo porque conversaron, y se entendieron. Lo mejor de todo es que no hubo intermediarios.

Y, colorin-colorado; este cuentose ha acabado.

Fin.

sábado, 5 de agosto de 2017

EL CUENTO DEL HOMBRE Y LOS CINCO BURROS

EL CUENTO DEL HOMBRE Y LOS CINCO BURROS


P. Daniel Albarrán


Érase una vez un hombre que tenía que llevar cinco burros de un pueblo a otro pueblo.
El hombre antes de emprender la travesía contó los burros, y la cuenta estaba completa: había cinco burros.

Entonces, el hombre se montó en uno de los burros, y dio la orden de “arre” a todos los demás burros, y empezó su tarea.

Al cabo de un rato, el hombre dio orden de parar y todos los burros se detuvieron. Y, el hombre, montado en el burro en que iba, empezó a contar, y faltaba un burro: solo había cuatro, según su cuenta.

Se asustó, porque faltaba un burro. Contó y volvió a contar.
Entonces, se desmontó del burro donde iba y volvió a contar: estaban completos los burros: había cinco.

Y, así hizo varias veces, y siempre le daba la cuenta de cuatro burros, cuando contaba desde el burro donde iba; y cuando contaba desmontado, le daba cinco.

Al fin llegó a donde iba, y entregó los cinco burros completos.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.


Fin.

jueves, 3 de agosto de 2017

EL CUENTO DE LA PÉRDIDA DE ESPERANZA.

EL CUENTO DE LA PÉRDIDA DE ESPERANZA.

                         P. Daniel Albarran

Se fueron un día tres mujeres al mercado a comprar las hortalizas y demás cosas para abastecer a la familia de buena sazón en la comida.

Ellas eran María Encarnación, María del Carmen y María Esperanza. Eran conocidas por las tres Marías. Y cada cual las llamaba por su segundo nombre.

El encargo de ese día era que estuvieran juntas para todo y que no se separaran, pues con el tumulto era fácil perderse.

Al cabo de un rato, las otras dos Marías habían notado que faltaba María Esperanza. Y no sabían qué se había hecho ni dónde se había quedado.

Después de esperar y esperar las otras dos decidieron regresar a la casa. Eran ellas, la del Carmen, la Encarnación; ya que en el mercado se había perdido la Esperanza.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

TODO ES UN SUEÑO..

TODO ES UN SUEÑO...
P. Daniel Albarran
Sábado 29 de julio



Undía antes de La Constituyente.
Todo es un sueño. Y todo comienza con un sueño.
Adán no estaba contento en El Edén. Entonces, Dios le mandó un sueño letárgico...y de una de sus costillas sacó a la mujer, a Eva. Y, Adán se puso contento.
El Faraón de Egipto soñó con catorce vacas: siete eran flacas y siete eran gordas. José, el Israelita, le interpretó el sueño.
Jacob tuvo un sueño con unas escaleras por donde subían y bajaban los ángeles. Y, en ese sitio, Jacob hizo un altar.
Samuel en sueños fue llamado tres veces.
José de Nazareth tuvo varios sueños en relación al niño Jesús. E, hizo lo que le decían en sueños.
Simón Bolívar tuvo un sueño en El Chimborazo.
Martín Luther King tuvo un sueño sobre la igualdad social.
Hasta el cantante tuvo un sueño y lo dijo cuando dijo que "anoche soñé contigo...soñaba cosas bonitas..." y no dijo qué cosas.
Y, en esta realidad, nadie ha manifestado que ha soñado.
¿Será que en esta noche de esta noche alguien tendrá un sueño, y mañana domingo no sea más que un trasnocho?
Ayyyyyyyy..... habrá que comer un mondongo o algo pesado que nos haga soñar esta noche del sábado de vísperas de La Constituyente. ..

EL CUENTO DEL BURRO Y LA GURUPERA

EL CUENTO DEL BURRO Y LA GURUPERA

                                                          P. Daniel Albarrán


Se llamaba Adelaida.
Era una señora muy simpática y refranera.

Su conversación era chispeante de buen humor, y se caracterizaba por encontrarle a todo el lado bueno, aún cuando, de vez en cuando, se dejaba invadir por cierta nostalgia y desánimo. Pero, era muy conversadora, y eso le favorecía para levantar cualquier estado anímico adverso.

Era muy agradable conversar con ella.
Sus ojos se llenaban de cierta picardía bonita y contagiaba con esa dulzura de madre y mujer, dos elementos de una misma esencia femenina que en ella resaltaban de manera espontánea.

-- ¿Cómo está, señora Adelaida? – le preguntaba su amigo que la visitaba semanalmente.

-- ¡Como tres en el anca de un burro, y con la gurupera corta! – decía de inmediato Adelaida, son su típica belleza espontaneidad.

Y, todo se inundaba de carcajadas y de cosa bonita con aquella jocosidad y sencillez.

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.