EL CUENTO SOBRE EL CAMINO CULEBRERO
P. Daniel Albarran
Érase una vez un viejito.
Caminaba encorvado y utilizaba un bastón para poder caminar.
Sus cabellos eran blancos como la nieve. Y su voz se entrecortaba por la tos que, a veces, no lo dejaba hablar.
Tenía ocho nietos que iban todos los días a visitarlo.
Los muchachitos jugaban a su alrededor y muchas veces le hacían perder la paciencia al viejito. Sin embargo, los muchachitos seguían en sus correrías.
-- "El camino es CULEBRERO, mis hijos" -- les decía el viejito, para enseñarles que las circunstancias cambian y los sujetos son siempre los mismos en distintas edades. Y que se es el mismo siempre.
Los años fueron pasando y aquellos chiquillos recordaban la voz cansina del abuelo, y empezaban a entender que el viejito tenía razón.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
lunes, 24 de julio de 2017
EL CUENTO SOBRE LO RELATIVO DEL TOQUE DE PIANO.
EL CUENTO SOBRE LO RELATIVO DEL TOQUE DE PIANO.
P. Daniel Albarran
Érase una vez un niño que tocaba el piano, de día y de noche.
El muchacho tocaba y tocaba las mismas teclas y su sonido daba para una controversia entre el padre del niño y los vecinos.
Los vecinos decían que aquel sonido, aún a la medianoche, o al mediodía, era un tormento auditivo insoportable. Era, según ellos, contaminación.
El padre del niño, sin embargo, decía que su criaturita era un genio en bruto y en potencia, y que los vecinos eran unos desconsiderados, además de brutos, que no sabían nada de música.
Y, colorin-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
P. Daniel Albarran
Érase una vez un niño que tocaba el piano, de día y de noche.
El muchacho tocaba y tocaba las mismas teclas y su sonido daba para una controversia entre el padre del niño y los vecinos.
Los vecinos decían que aquel sonido, aún a la medianoche, o al mediodía, era un tormento auditivo insoportable. Era, según ellos, contaminación.
El padre del niño, sin embargo, decía que su criaturita era un genio en bruto y en potencia, y que los vecinos eran unos desconsiderados, además de brutos, que no sabían nada de música.
Y, colorin-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
viernes, 21 de julio de 2017
EL CUENTO DE EL PUEBLO DONDE NO LLOVÍA
EL CUENTO DE EL PUEBLO DONDE NO LLOVÍA
P. Daniel Albarran
Cuentan que en un pueblo de Italia (un piccolo paese) hacía tiempo que no llovía.
Las gentes estaban muy angustiadas porque las cosechas y los cultivos no prosperaban. Los animales de cría estaban enflaquecidos. Y la economía del pueblo, ese año, estaba en números negativos.
Entonces, decidieron pedir al párroco que celebrara una misa pidiendo a Dios la lluvia. Y todos los habitantes fueron a la Iglesia el día y la hora acordados.
Al comenzar la liturgia, el párroco les dijo a las gentes reunidas que para qué pedían una misa pidiendo a Dios la lluvia, si ninguno había llevado paraguas ni sombrillas.
El pueblo no tenía fe, les había dicho el párroco.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
P. Daniel Albarran
Cuentan que en un pueblo de Italia (un piccolo paese) hacía tiempo que no llovía.
Las gentes estaban muy angustiadas porque las cosechas y los cultivos no prosperaban. Los animales de cría estaban enflaquecidos. Y la economía del pueblo, ese año, estaba en números negativos.
Entonces, decidieron pedir al párroco que celebrara una misa pidiendo a Dios la lluvia. Y todos los habitantes fueron a la Iglesia el día y la hora acordados.
Al comenzar la liturgia, el párroco les dijo a las gentes reunidas que para qué pedían una misa pidiendo a Dios la lluvia, si ninguno había llevado paraguas ni sombrillas.
El pueblo no tenía fe, les había dicho el párroco.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
EL CUENTO SOBRE UNA TAREA POR HACER
EL CUENTO SOBRE UNA TAREA POR HACER
P. Daniel Albarran
El párroco había asignado a tres feligreses la tarea de preparar una pequeña exposición sobre La Doctrina Social de la Iglesia.
Cada una hablaría por cinco minutos antes de las misas diarias. Una un día, y otra al día siguiente; y, así, las tres en tres días consecutivos.
Cada una hizo el encargo. La primera lo hizo con naturalidad y dominio. La segunda estaba muy contenta de lo que había leído y estudiado al preparar el tema, y todo le era novedoso.
La Iglesia no propone ningún sistema político. La Iglesia no es capitalista. Tampoco socialista. La Iglesia resalta la dignidad del hombre, pues éste es imagen y semejanza de Dios.
La Iglesia resalta al humano, por sobre todo. Más aún, resalta "el creado"; es decir, la creación como obra de Dios, pues la naturaleza es obra de Dios.
Lo que sea a favor del "creado" es amar al "creador". Creado y Creador son prolongación y una misma manifestación.
La segunda ponente estaba muy contenta.
Faltaba ver la tarea de la tercera.
Colorín-Colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
P. Daniel Albarran
El párroco había asignado a tres feligreses la tarea de preparar una pequeña exposición sobre La Doctrina Social de la Iglesia.
Cada una hablaría por cinco minutos antes de las misas diarias. Una un día, y otra al día siguiente; y, así, las tres en tres días consecutivos.
Cada una hizo el encargo. La primera lo hizo con naturalidad y dominio. La segunda estaba muy contenta de lo que había leído y estudiado al preparar el tema, y todo le era novedoso.
La Iglesia no propone ningún sistema político. La Iglesia no es capitalista. Tampoco socialista. La Iglesia resalta la dignidad del hombre, pues éste es imagen y semejanza de Dios.
La Iglesia resalta al humano, por sobre todo. Más aún, resalta "el creado"; es decir, la creación como obra de Dios, pues la naturaleza es obra de Dios.
Lo que sea a favor del "creado" es amar al "creador". Creado y Creador son prolongación y una misma manifestación.
La segunda ponente estaba muy contenta.
Faltaba ver la tarea de la tercera.
Colorín-Colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
sábado, 15 de julio de 2017
EL CUENTO DE UNA COSA QUE EN VERDAD SUCEDIÓ
EL CUENTO DE UNA COSA QUE EN VERDAD SUCEDIÓ
P. Daniel Albarran
Érase una vez un recién ordenado sacerdote.
Una señora feligrés le pidió de por favor que le bendijera una botella con agua.
El neo párroco le dio, enseguida, una catequesis sobre los sacramentos y su importancia, como de los sacramentales. La señora escuchó atentamente la charla por una larga media hora.
-- Entonces, padre -- dijo después de ese tiempo la señora -- ¿me va a bendecir el agua...si o no?
Y...colorin-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
P. Daniel Albarran
Érase una vez un recién ordenado sacerdote.
Una señora feligrés le pidió de por favor que le bendijera una botella con agua.
El neo párroco le dio, enseguida, una catequesis sobre los sacramentos y su importancia, como de los sacramentales. La señora escuchó atentamente la charla por una larga media hora.
-- Entonces, padre -- dijo después de ese tiempo la señora -- ¿me va a bendecir el agua...si o no?
Y...colorin-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
EL CUENTO DE LA IMPORTANCIA DEL SILENCIO EN LA MUSICA Y EN EL ARTE
EL CUENTO DE LA IMPORTANCIA DEL SILENCIO EN LA MUSICA Y EN EL ARTE
P. Daniel Albarran
Érase una vez un alguien que estaba explicando la importancia que tiene el silencio en la partitura musical. Iba explicando que para profundizar una obra clásica, había que implicar el silencio como pausa reflexiva y cognitiva de la misma obra.
Eso mismo se aplicaba a cualquier otra obra de arte, ya que es el precioso momento de la interiorizacion conducida de intérprete y espectador.
Y, es ahí, justo ahí donde se conjugan las notas de los instrumentos con la serenidad del alma en una conexión cósmica. O, sea, universal.
Entonces, el silencio es fundamental y clave.
Se habló de John Cage sobre el estreno de 4′33″. Una obra de puro silencio ( https://youtu.be/JTEFKFiXSx4).
Y no era silencio porque se oían ruidos. Fue un éxito controversial por la llamada de atención sobre puro silencio.
Grandioso. Sublime.
Después eso mismo fue llevado a orquesta. La interpretación era muy seria. Demasiado sería ( https://youtu.be/OovYr0w7BMA).
No se diga más.
Toda obra de arte, requiere el silencio para poder asimilar e interpretar. Y después interiorizar.
Reposo en el alma de la ideas y sensaciones y conceptos y toooooodo eso.
Colorin-Colorado...este cuento se ha acabado.
Fin.
P. Daniel Albarran
Érase una vez un alguien que estaba explicando la importancia que tiene el silencio en la partitura musical. Iba explicando que para profundizar una obra clásica, había que implicar el silencio como pausa reflexiva y cognitiva de la misma obra.
Eso mismo se aplicaba a cualquier otra obra de arte, ya que es el precioso momento de la interiorizacion conducida de intérprete y espectador.
Y, es ahí, justo ahí donde se conjugan las notas de los instrumentos con la serenidad del alma en una conexión cósmica. O, sea, universal.
Entonces, el silencio es fundamental y clave.
Se habló de John Cage sobre el estreno de 4′33″. Una obra de puro silencio ( https://youtu.be/JTEFKFiXSx4).
Y no era silencio porque se oían ruidos. Fue un éxito controversial por la llamada de atención sobre puro silencio.
Grandioso. Sublime.
Después eso mismo fue llevado a orquesta. La interpretación era muy seria. Demasiado sería ( https://youtu.be/OovYr0w7BMA).
No se diga más.
Toda obra de arte, requiere el silencio para poder asimilar e interpretar. Y después interiorizar.
Reposo en el alma de la ideas y sensaciones y conceptos y toooooodo eso.
Colorin-Colorado...este cuento se ha acabado.
Fin.
jueves, 13 de julio de 2017
EL CUENTO DEL RUGIDO DE EL LEÓN
EL CUENTO DEL RUGIDO DE EL LEÓN
P. Daniel Albarran
Érase una vez una reunión de todos los animales de la selva. Había elefantes, caballos, rinocerontes, monos. Tooooooodos los animales feroces y todos los animales mansos estaban en la reunión.
Y habían acordado hacer sonar cada uno sus gritos, chillidos, mugidos o aquel sonido que los identificaba en su clasificación.
Así, le tocó el turno al mono, y su sonido era, más bien, chillón. No asustó en nada. Después fue el turno de todos los demás animales, y algunos eran sonidos agudos, o menos agudos, o más bajos o más o menos bajos.
Entonces, ya era el turno del León. Y fue un solo rugido. Fue un sonido ronco-ronco. Se escuchó a ocho kilómetros de donde estaban todos reunidos.
Cuando el león abrió los ojos, porque el león había cerrado los ojos, ya que los leones cierran los ojos cuando rugen, se había quedado sólo. Todos los demás animales se habían ido corriendo.
Entonces, el león se dijo que no iba a rugir más cuando estuviera acompañado.
Y...colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
P. Daniel Albarran
Érase una vez una reunión de todos los animales de la selva. Había elefantes, caballos, rinocerontes, monos. Tooooooodos los animales feroces y todos los animales mansos estaban en la reunión.
Y habían acordado hacer sonar cada uno sus gritos, chillidos, mugidos o aquel sonido que los identificaba en su clasificación.
Así, le tocó el turno al mono, y su sonido era, más bien, chillón. No asustó en nada. Después fue el turno de todos los demás animales, y algunos eran sonidos agudos, o menos agudos, o más bajos o más o menos bajos.
Entonces, ya era el turno del León. Y fue un solo rugido. Fue un sonido ronco-ronco. Se escuchó a ocho kilómetros de donde estaban todos reunidos.
Cuando el león abrió los ojos, porque el león había cerrado los ojos, ya que los leones cierran los ojos cuando rugen, se había quedado sólo. Todos los demás animales se habían ido corriendo.
Entonces, el león se dijo que no iba a rugir más cuando estuviera acompañado.
Y...colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
lunes, 10 de julio de 2017
EL CUENTO DE EL LORO EN SU ESTACA
EL CUENTO DE EL LORO EN SU ESTACA
P. Daniel Albarran
Érase una vez un criador de aves en una granja muy bonita.
Tenía un corral y en el corral había aves de todas clases, colores y tamaños. Todo era un colorido de combinacionesy una combinación de coloridos.
Un día todas las aves se confundieron y todas se mezclaron entre todas y se montaban en las ramas de las otras; y, así se formó mucha confusión en el corral.
Entonces, el cuidador escribió una nota en la puerta del corral. La nota decía: "CADA PÁJARO EN SU ESTACA".
Y, todas las aves empezaron a buscar su respectiva rama. Y empezó a a volverse a ver lo bonito de toooooodos los colores de todas las aves de aquel bonito corral. Y el cuidador se puso, otra vez, muy contento.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
P. Daniel Albarran
Érase una vez un criador de aves en una granja muy bonita.
Tenía un corral y en el corral había aves de todas clases, colores y tamaños. Todo era un colorido de combinacionesy una combinación de coloridos.
Un día todas las aves se confundieron y todas se mezclaron entre todas y se montaban en las ramas de las otras; y, así se formó mucha confusión en el corral.
Entonces, el cuidador escribió una nota en la puerta del corral. La nota decía: "CADA PÁJARO EN SU ESTACA".
Y, todas las aves empezaron a buscar su respectiva rama. Y empezó a a volverse a ver lo bonito de toooooodos los colores de todas las aves de aquel bonito corral. Y el cuidador se puso, otra vez, muy contento.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
jueves, 6 de julio de 2017
EL CUENTO SOBRE LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS Y CAMBIO DE PLANES en Venezuela
EL CUENTO SOBRE LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS Y CAMBIO DE PLANES en Venezuela
P. Daniel Albarrán
Cuentan los mismos textos de la historia y los que saben la historia, que hubo una vez un Papa llamado Juan 23. Allá por los años de 1959.
Eran los tiempos de muchos cambios de paradigmas. Se había terminado una guerra mundial algunos años atrás, se había creado la ONU para prevenir y evitar más guerras; se había otorgado ciudadanía en Tel-Aviv a los judíos que habían estado entrantes por el mundo. Y otro poco de cosas más.
Todo estaba cambiando.
Entonces, el Papa que se llamaba Juan 23, dijo que había que leer los tiempos en cambio, y que había que cambiar. Dijo que eso se llamaba "los signos de los tiempos". Y, que había que saber leer esos signos y esos tiempos. Y le pidió a los sabedores y estudiosos que hicieran esa tarea.
Esos son los que se llaman PROFETAS. O, sea, gente que interpretara lo que es la voluntad de Dios en cada acontecimiento histórico, sobre todo, en cada actualidad.
El Papa, entonces, de manera muy sabía, porque era una persona anciana, ya que los ancianos son demasiado inteligentes, le puso un nombre a eso y dijo que se llamaría "aggiornamento".
Y los que sabían y saben de esas cosas dijeron que eso significa "ponerse al día" o "adaptarse" a los cambios.
Y eso hicieron los que sabían mucho y también los que sabían poco. Algunos se pusieron muy contentos. Y otros se pusieron muy tristes. Y se comenzó a cambiar muuuuuuuchas cosas.
En todas partes todo era distinto. Por eso en cada sitio se cambiaba de manera distinta. Eso fue un problema muy grande, porque no había formulas ni nada de eso, sino que había que saber adaptarse a cada lugar y situación, según las sociedades. Nada, sin embargo, se podía imponer.
Y, hay un país que se llama Venezuela, donde también se adaptaron muchas cosas. Algunas fueron buenas y otras fueron errores. Y eso sucede porque cada situación es distinta. Eso fue cuando el Papa que se llamaba Juan 23 dijo que se hiciera todo eso. Y las cosas van cambiando, y este anciano inteligente ya no está, porque como era viejito y se murió.
Venezuela era un país muy lejano de donde vivió el viejito, que era Papa, y que ya se había muerto. Y en Venezuela estaban sucediendo muchas cosas, y necesitaba muchas ideas como las del Papa viejito. Había, por ejemplo, una gente que no comía porque no había comida; una gente muy enferma porque no había medicina; otra gente que estaba muy triste porque el que mandaba en ese país, parecía que era un hombre muy egoísta, y solo pensaba en comer bien él solo y los que mandaban con él. Había mucha hambre en ese país, y muchos estaban muy molestos y lloraban.
Entonces, las gentes fueron a hablar con los sacerdotes para que le pidieran a Dios para que hiciera entender al que gobernaba y a todos sus ministros de gobierno que estaba haciendo mal. Los sacerdotes hicieron lo que las gentes pedían. Unos rezaban rosarios, otros hacían procesiones con los santos; otros, exponían la hostia. Y todos cantaban el himno nacional de Venezuela. Muchos salieron a las calles a decir que no estaban contentos.
Muchas de las gentes pensaban que iba a ser una magia, y que con todo eso iba a suceder, como el cuento de las hadas madrinas. Y los días iban pasando y pasando. Y todo seguía igual. Y muchas más gentes no comían porque no había comida, y todas esas cosas. Y lo que habían hecho los sacerdotes, no había ayudado ni cambiado nada.
Entonces, las gentes estaban muy tristes, y algunas muy enfermos. Algunas estaban muy nerviosas y enfermas de los nervios, porque el pánico estaba invadiendo los corazones de las gentes de ese país.
Entonces, hubo una persona que no era tan anciana ni tan viejita como el Papa que se había llamado Juan 23, gritó desesperado que hay que pedir que haya gente que sepa leer los tiempos, y los signos. Y que no era de rezos y rezos, sino de otras cosas, que él no sabía, y que nadie sabía. Pero, que es de signos de los tiempos.
Y, colorín,colorado… Este cuento se ha acabado.
Fin
P. Daniel Albarrán
Cuentan los mismos textos de la historia y los que saben la historia, que hubo una vez un Papa llamado Juan 23. Allá por los años de 1959.
Eran los tiempos de muchos cambios de paradigmas. Se había terminado una guerra mundial algunos años atrás, se había creado la ONU para prevenir y evitar más guerras; se había otorgado ciudadanía en Tel-Aviv a los judíos que habían estado entrantes por el mundo. Y otro poco de cosas más.
Todo estaba cambiando.
Entonces, el Papa que se llamaba Juan 23, dijo que había que leer los tiempos en cambio, y que había que cambiar. Dijo que eso se llamaba "los signos de los tiempos". Y, que había que saber leer esos signos y esos tiempos. Y le pidió a los sabedores y estudiosos que hicieran esa tarea.
Esos son los que se llaman PROFETAS. O, sea, gente que interpretara lo que es la voluntad de Dios en cada acontecimiento histórico, sobre todo, en cada actualidad.
El Papa, entonces, de manera muy sabía, porque era una persona anciana, ya que los ancianos son demasiado inteligentes, le puso un nombre a eso y dijo que se llamaría "aggiornamento".
Y los que sabían y saben de esas cosas dijeron que eso significa "ponerse al día" o "adaptarse" a los cambios.
Y eso hicieron los que sabían mucho y también los que sabían poco. Algunos se pusieron muy contentos. Y otros se pusieron muy tristes. Y se comenzó a cambiar muuuuuuuchas cosas.
En todas partes todo era distinto. Por eso en cada sitio se cambiaba de manera distinta. Eso fue un problema muy grande, porque no había formulas ni nada de eso, sino que había que saber adaptarse a cada lugar y situación, según las sociedades. Nada, sin embargo, se podía imponer.
Y, hay un país que se llama Venezuela, donde también se adaptaron muchas cosas. Algunas fueron buenas y otras fueron errores. Y eso sucede porque cada situación es distinta. Eso fue cuando el Papa que se llamaba Juan 23 dijo que se hiciera todo eso. Y las cosas van cambiando, y este anciano inteligente ya no está, porque como era viejito y se murió.
Venezuela era un país muy lejano de donde vivió el viejito, que era Papa, y que ya se había muerto. Y en Venezuela estaban sucediendo muchas cosas, y necesitaba muchas ideas como las del Papa viejito. Había, por ejemplo, una gente que no comía porque no había comida; una gente muy enferma porque no había medicina; otra gente que estaba muy triste porque el que mandaba en ese país, parecía que era un hombre muy egoísta, y solo pensaba en comer bien él solo y los que mandaban con él. Había mucha hambre en ese país, y muchos estaban muy molestos y lloraban.
Entonces, las gentes fueron a hablar con los sacerdotes para que le pidieran a Dios para que hiciera entender al que gobernaba y a todos sus ministros de gobierno que estaba haciendo mal. Los sacerdotes hicieron lo que las gentes pedían. Unos rezaban rosarios, otros hacían procesiones con los santos; otros, exponían la hostia. Y todos cantaban el himno nacional de Venezuela. Muchos salieron a las calles a decir que no estaban contentos.
Muchas de las gentes pensaban que iba a ser una magia, y que con todo eso iba a suceder, como el cuento de las hadas madrinas. Y los días iban pasando y pasando. Y todo seguía igual. Y muchas más gentes no comían porque no había comida, y todas esas cosas. Y lo que habían hecho los sacerdotes, no había ayudado ni cambiado nada.
Entonces, las gentes estaban muy tristes, y algunas muy enfermos. Algunas estaban muy nerviosas y enfermas de los nervios, porque el pánico estaba invadiendo los corazones de las gentes de ese país.
Entonces, hubo una persona que no era tan anciana ni tan viejita como el Papa que se había llamado Juan 23, gritó desesperado que hay que pedir que haya gente que sepa leer los tiempos, y los signos. Y que no era de rezos y rezos, sino de otras cosas, que él no sabía, y que nadie sabía. Pero, que es de signos de los tiempos.
Y, colorín,colorado… Este cuento se ha acabado.
Fin
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