domingo, 28 de marzo de 2021

UN CUENTO DE PEDRO

 UN CUENTO DE PEDRO


P. Daniel Albarrán



Érase una vez...


22 de febrero:


día de la Cátedra


de San Pedro.


Y, el Evangelio


decía


que Jesús


les preguntó


a sus discípulos


que qué pensaban


de él,


tanto la gente,


los otros,


como ellos mismos,


sus discípulos.


Entonces,


Pedro había


contestado:


-- Tu eres el Mesías,


-- al que teníamos


-- que esperar.


Entonces,


Jesús,


le contestó:


-- Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!,


-- porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, 


-- sino mi Padre que está en el cielo.


-- Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.


-- Te daré las llaves del reino de los cielos;


-- lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»


Y, eso mismo


es la Cátedra de Pedro.


Jesús


hace que Pedro


sea 


la autoridad.


Sin embargo,


el propio Pedro


comprende


que se trata


de un abrirse.


Ya lo dice


él mismo,


allá en 


los Hechos de los Apóstoles,


cuando dijo:


-- Ahora,


-- caigo en la cuenta


-- que Dios no hace acepción de personas,


-- ino que en cualquier nación el que le teme y practica la justicia le es grato.


Y, ya,


con eso,


Pedro,


que es Cátedra,


y que es autoridad,


ejerce 


su facultad


dada por 


el mismo Jesús.


Y colorin-colorado; este cuento se ha acabado.


Fin

UN CUENTO DE SALMO 50

 UN CUENTO DE 50


P. Daniel Albarrán



Érase una vez...


Día siguiente del domingo.


Y, me hallaba


leyendo y estudiando


y dando un paso


más allacito


del día anterior.


En ese domingo,


ayer, apenitas,


se había reflexionado


sobre el salmo 50.


Eso había implicado


referir la historia


del Rey David,


de Betsabé,


de Urias, el hitita,


y del profeta Natán.


Full de interesante.


Entonces, 


me levanté temprano


a seguir leyendo


y estudiando.


Volví al segundo


libro de Samuel


donde se cuenta


lo que se cuenta.


Y, busqué


en Youtube


lo de Natán


y el Rey David


(https://youtu.be/3nWT3xklMck).


Y, en esa búsqueda


apareció


una conferencia


dada por


Ignacio Larrañaga


sobre el salmo 50.


Y, me di vida


viendo 


la profundidad de todo aquello


(https://youtu.be/--tdRjDnZQU).


Entonces,


me dije:


-- hay que escribir un cuento


-- porque todo


-- esto es muy bueno...


Porque


es muy importante


lo que dice


Larrañaga,


y dejé


enseguida


los enlaces


para que quién quiera


se dé vida,


descubriendo


la importancia


del salmo 50,


que se atribuye


a David como su autor.


Y, no digo más


para que,


usted, 


abra los enlaces o los links


que aquí


he dejado.


Y, colorin-colorado; este cuento se ha acabado.


Fin.

UN INTERPRETACIÓN

UNA INTERPRETACIÓN

P. Daniel Albarrán

¿No iremos a celebrar la Semana Santa?

Es la pregunta y la inquietud de mucha gente en esta situación de pandemia. El año pasado, por estos mismos días, muchos estaban angustiados ante la posibilidad de no celebrarse los días del triduo pascual (jueves, viernes y sábado santos) como siempre se había celebrado. Llegaron los días y se celebró, todo normal, pero a puertas cerradas. Algunos, muy pocos, tuvieron el privilegio de asistir.

Este año, 2021, se vislumbra igual que el año pasado. No sé podrá celebrar con aglomeración de personas. Así estamos. Y, no somos los únicos. A nivel mundial está sucediendo lo mismo.

Sin embargo, es necesario hacer algunas consideraciones.

1) ¿La Semana Santa es, sola y exclusivamente, hacia el primer tiemestre del año, hacia marzo-abril?

Y, ante esta inquietud es la respuesta es:

-- La semana Santa es todos los días. Cada vez que celebramos la Santa Eucaristía, estamos celebrando los tres días de la fe de la Iglesia. Celebramos el JUEVES Santo, al decir y repetir las mismas palabras de Jesús, en el día la Última Cena: "Tomen y coman/Tomen y beban...Este es el cáliz de la nueva alianza...Hagan esto en conmemoración mía".

Celebramos el Viernes Santo, en esa misma conmemoración, porque se trata de realizar de manera incruenta lo que sucedió de manera cuenta el viernes Santo: Cristo muere en la Cruz por la salvación de toda la humanidad, sin excepción.

Y, celebramos el sábado Santo, de manera inmediata en ese mismo momento crucial de la "conmemoración" de la obra de Cristo. Pues la Eucaristía es, nada más y nada menos, que Salvación en su más exquisita expresión. Esto es un misterio de fe.

Y, enseguida de ese acto y acción repetidas todos los días, justo ahí, y no en otro momento, es, simplemente, SEMANA SANTA.

Y, la Semana Santa es todos los días.

Ya lo dice la misma respuesta que todos hacemos, inmediatamente, que el sacerdote proclama y profesa en:

-- Este es el Sacride nuestra fe.

Y, respondemos gozosos:

-- Anunciamos tu muerte,

-- proclamamos tu resurrección.

-- ¡Ven, Señor Jesús!

Y, eso es *Exquisitamente* la misma Semana Santa.

2) Entonces, ¿Por qué crear crisis porque no celebramos la Semana Santa hacia el final del tercer trimestre del año?

Ciertamente.

La Semana Santa es todos los días.

¿Entonces?

Ningún problema.
Así de sencillo.

3) Y, ¿La celebración de esos días de la iglesia, en qué queda?

Eso es otro tema. El principal es el principal.

Y, colorin-colorado....

UN CUENTO DE DESCUBRIMIENTO

 UN CUENTO DE DESCUBRIMIENTO


P. Daniel Albarrán



Érase una vez...


Los tiempos


de covid-P-1.


Nada más


y nada menos


que la nueva


cepa del coronavirus.


Más letal.


Más contagioso.


Y, estaba haciendo estragos.


Muchos contagiados.


Y, muchas muertes.


Terrible-terrible.


Y terrible.


No se podía


estar en la calle.


No se podía


exponerse.


Y, hasta las misas


se suspendieron.


Y, ni ese consuelo


del alma


se podía.


Más terrible


de lo que ya era.


Entonces,


surgió, de repente,


la inspiración:


-- No se haga problema,


se dijo.


La importancia


de tener 


cura-párroco


en nuestras parroquias


es que


el párroco


tiene la obligación


de rezar


y orar


por sus parroquianos.


Es su tarea.


Y, eso ya


es consuelo,


y es certeza:


Saber que


mi párroco


reza por mí,


por ti,


por ellos,


por todos.


Entonces, Señor,


te pido


por los curas-parrocos,


por mi párroco,


para que


siga rezando por todos.


Y, ayúdame


a fortalecerlo


en esa su


hermosa tarea,


sobre todo


en estos momentos


de desazón


y desconsuelo.


Te pido por mi párroco


que reza por mí...


Amén.


Y, colorin-colorado; este cuento se ha acabado.


Fin.

UN CUENTO DEL DIA DESPUÉS

 UN CUENTO DEL DIA DESPUÉS


P. Daniel Albarrán



Érase una vez...


El día siguiente


de haberse dicho


que no


habría celebración


de misa con gente,


por lo del covid-P-1,


la nueva cepa


del coronavirus.


Todo igual,


sin embargo:


la misma hora


de levantarse,


y lo mismo


de todos los días


frente al Santísimo.


Y, las puertas cerradas,


porque esa


es la instrucción.


Solo las luces


del Sagrario


encendidas.


El resto


todo apagado,


con solo


la claridad del día,


a esa hora


de la mañana.


Y, estando


en lo


de la mañana,


en el rezo


de Laudes,


después de


un pequeño silencio,


resonaba


en mi memoria


la canción, aquello de:


-- El Nazareno me dijo


-- que cuidará a mis amigos.


Y, sobresalía más:


-- el nazareno me dijo


-- que cuidara a mis amigos.


Y, sentí


sonreír


por la ocurrencia


del recuerdo


de la letra de la canción.


Y, me gustó.


Y, seguí sonriendo.


Y, seguía, ahí,


en el Santísimo,


y nombraba


a muchos


para que


Él los cuidara.


Y, tarareaba:


-- 🎶 el nazareno me dijo...🎶


Y, colorin-colorado; este cuento se ha acabado.


Fin

UN CUENTO DE PUEBLO

 UN CUENTO DE PUEBLO


P. Daniel Albarrán



Érase una vez...


Año 2021.


A nivel de Iglesia,


las cosas


sufrían un cambio.


Antes:


cómodos en nuestra rutina.


Ahora: 


sorprendidos por la novedad.


Y, todo,


desde el coronavirus


y la pandemia.


Antes:


todo seguro


y a pedir de boca:


las cosas eran.


Ahora:


nos movieron el piso.


Y, con ello,


a nivel de Iglesia,


muy positivo,


pues nos vuelve


a nuestras raíces


al recordarnos


que 


somos pueblo


que peregrina.


Nos lo había dicho,


proféticamente,


el Concilio Vaticano II,


en la Lumen Gentium:


pueblo que


peregrina a la casa del Padre.


Y, eso mismo


nos hace recordar


nuestros orígenes:


pueblo nómada,


que no tenía


confort


ni seguridad,


porque era caminante.


Tal vez,


esta misma situación


de pandemia


nos lleve


a comprender


que hay que volver


a las fuentes,


al comienzo,


al principio,


a la esencia.


Tal vez,


estábamos instalados


y seguros.


Más bien,


cómodos.


Muy satisfechos


de nosotros mismos,


como Iglesia,


regodeándonos


de ritos y rituales


en la misma liturgia.


Tal vez,


estábamos apoltronados,


en mucho


de coloridos...


Y, se nos 


había olvidado


que somos


"pueblo que camina",


y que no se puede


aferrar


ni a usos


ni a cosas de ayer,


porque el camino


es camino,


y a nada


hay que aferrarse.


Tal vez,


muy ocupados


en futilidades.


Y, ahora,


nos toca


celebrar la misa


en soledad de gente.


Tal vez,


antes era mucha gente.


Y, ese podría


ser el talón de Aquiles.


Ahora,


sin gente.


Y, aquí,


podría estar todo de todo:


¿Se puede celebrar misa sin gente?


Esta es la crisis.


Y a esto 


estamos volviendo.


¿Es para desgarrar las vestiduras?


De hecho,


hay gente


que no entiende


que se puede


celebrar la misa


sin gente.


Y, los tiempos


nos están llevando a ello.


Y, no solamente


con la misa.


La gente


se ha reunido


en su casa


y oran,


hasta el VIACRUCIS


han realizado.


Tendríamos


que volver


a los tiempos


de las catacumbas


cuando celebraban


la misa 


en aquellas realidades.


No es nuestro caso.


No estamos


en tiempos


de persecución.


En todo caso,


¿No será el tiempo


de volver a la auténtica


espiritualidad teológica


del auténtico sentido


de la Eucaristía, 


en la que vuelva


a aparecer


el más auténtico sentido


de Salvación,


y santificación del mundo,


para lo que fue


constituida?


Y, colorin-colorado; este cuento se ha acabado.


Fin

UN CUENTO DE MARCOS

 UN CUENTO DE MARCOS


P. Daniel Albarrán



Érase una vez...


El Evangelio de San Marcos


cuenta


que Jesús


mandó a buscar


un burrito,


un pollino,


dice textualmente


la traducción.


Y, enseguida,


uno imagina


que es un burrito,


o un burro,


todavía muchachito.


Y, los discípulos


eso hicieron:


fueron por el burrito.


Y, Jesús,


se montó en él.


Y, se imagina, uno,


también


que el burrito


era fuerte


para llevar


una persona


en su lomo.


El caso es


que Jesús


entró, así


a Jerusalén.


El Evangelio


de Marcos


también cuenta que


-- Los que iban delante y los que le seguían, 


-- gritaban:


-- ""¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!".


Jesús


no era conocido


en Jerusalén.


Venía de Galilea.


Y, colorin-colorado; este cuento se ha acabado.


Fin