EL CUENTO DE LA BENDICIÓN DE LOS COLEGIOS.
P. Daniel Albarran
Érase una vez la bendición de los colegios y centros de educación escolar, desde preescolar a bachillerato.
Se trataba de la bendición del inicio de año escolar.
El párroco de la comunidad había estado yendo al inicio del año escolar a todos los colegios de su jurisdicción.
Iba de salón en salón, comenzando por las respectivas direcciones de cada colegio y escuelas a bendecir con agua bendita.
Los niños formaban una algarabía cuando sentían que el agua bendita les caía en la cabeza. Y disfrutaban.
Las maestras y profesores también eran bendecidos. Igual, se persignaban y decían amén cuando les caía el agua.
Mientras el párroco iba diciendo:
-- "Dios lo bendiga. ..Dios la bendiga...Dios lo beniga"...a la vez que iba rociando el agua de a uno por uno y de salón en salón.
A medida que iba bendiciendo, ya los muchachos iban repitiendo como en coro, igualmente, "Dios lo bendiga. .. Dios lo bendiga..." y con ello se sumaban a la bendición de sus propios compañeros. ..
Y, al cabo y final de cada salón, todos terminaban bendiciéndose y bendiciendo...
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
martes, 14 de noviembre de 2017

EL CUENTO DE LA BENDICIÓN DE LOS COLEGIOS.
P. Daniel Albarran
Érase una vez la bendición de los colegios y centros de educación escolar, desde preescolar a bachillerato.
Se trataba de la bendición del inicio de año escolar.
El párroco de la comunidad había estado yendo al inicio del año escolar a todos los colegios de su jurisdicción.
Iba de salón en salón, comenzando por las respectivas direcciones de cada colegio y escuelas a bendecir con agua bendita.
Los niños formaban una algarabía cuando sentían que el agua bendita les caía en la cabeza. Y disfrutaban.
Las maestras y profesores también eran bendecidos. Igual, se persignaban y decían amén cuando les caía el agua.
Mientras el párroco iba diciendo:
-- "Dios lo bendiga. ..Dios la bendiga...Dios lo beniga"...a la vez que iba rociando el agua de a uno por uno y de salón en salón.
A medida que iba bendiciendo, ya los muchachos iban repitiendo como en coro, igualmente, "Dios lo bendiga. .. Dios lo bendiga..." y con ello se sumaban a la bendición de sus propios compañeros. ..
Y, al cabo y final de cada salón, todos terminaban bendiciéndose y bendiciendo...
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
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