martes, 14 de noviembre de 2017



EL CUENTO DE LA BENDICIÓN DE LOS COLEGIOS.

                           P. Daniel Albarran

Érase una vez la bendición de los colegios y centros de educación escolar, desde preescolar a bachillerato.

Se trataba de la bendición del inicio de año escolar.

El párroco de la comunidad había estado yendo al inicio del año escolar a todos los colegios de su jurisdicción.

Iba de salón en salón, comenzando por las respectivas direcciones de cada colegio y escuelas a bendecir con agua bendita.

Los niños formaban una algarabía cuando sentían que el agua bendita les caía en la cabeza. Y disfrutaban.

Las maestras y profesores también eran bendecidos. Igual, se persignaban y decían amén cuando les caía el agua.

Mientras el párroco iba diciendo:

-- "Dios lo bendiga. ..Dios la bendiga...Dios lo beniga"...a la vez que iba rociando el agua de a uno por uno y de salón en salón.

A medida que iba bendiciendo, ya los muchachos iban repitiendo como en coro, igualmente, "Dios lo bendiga. .. Dios lo bendiga..." y con ello se sumaban a la bendición de sus propios compañeros. ..

Y, al cabo y final de cada salón, todos terminaban bendiciéndose y bendiciendo...

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

EL CUENTO DE LA BENDICIÓN DE LOS COLEGIOS.

                           P. Daniel Albarran

Érase una vez la bendición de los colegios y centros de educación escolar, desde preescolar a bachillerato.

Se trataba de la bendición del inicio de año escolar.

El párroco de la comunidad había estado yendo al inicio del año escolar a todos los colegios de su jurisdicción.

Iba de salón en salón, comenzando por las respectivas direcciones de cada colegio y escuelas a bendecir con agua bendita.

Los niños formaban una algarabía cuando sentían que el agua bendita les caía en la cabeza. Y disfrutaban.

Las maestras y profesores también eran bendecidos. Igual, se persignaban y decían amén cuando les caía el agua.

Mientras el párroco iba diciendo:

-- "Dios lo bendiga. ..Dios la bendiga...Dios lo beniga"...a la vez que iba rociando el agua de a uno por uno y de salón en salón.

A medida que iba bendiciendo, ya los muchachos iban repitiendo como en coro, igualmente, "Dios lo bendiga. .. Dios lo bendiga..." y con ello se sumaban a la bendición de sus propios compañeros. ..

Y, al cabo y final de cada salón, todos terminaban bendiciéndose y bendiciendo...

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin.

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