EL CUENTO DE UNA REALIDAD QUE NO ES CUENTO
P. Daniel Albarran
Llegaron tempranito, en la mañana, las señoras de la parroquia que hacen de Ministras Extraordinarias de la Eucaristía.
Igual, que todos los primeros viernes de mes, vienen a llevar la comunión a los enfermos de la comunidad parroquial.
Se reunieron, primero, en la sala de la casa-parroquia a tomar un café recién hecho. Café sin azúcar porque así están las cosas.
-- Que ya llegó la bolsa del clap -- fue el tema matutino de conversación. Y cada una iba aflorando sus preocupaciones respecto al pan de cada día y lo complicado de la realidad real y lo triste de ella.
Después fueron al Santísimo a sus oraciones de escogidas y enviadas en tan grande servicio de amor y caridad.
Y, así, con esa tarea se fueron, luego, a llevar a otros la alegría del amor sacramental y sacramentado.
Amén.
Y, colorín-colorado....
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